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El precio a la mezquindad

Chelsea no perdonó a West Ham United que regaló un tiempo con un planteo conservador y le ganó 2-0 para mantener la diferencia sobre sus perseguidores en lo más alto de la tabla. 



Las expectativas que había en torno a la visita de los sorpresivos Hammers a Stamford Bridge se derrumbaron con la misma alineación inicial. Sam Allardyce presentó una formación que derrochó cautela y terminó desgastando a un equipo que en gran parte del complemento, con un esquema más ambicioso demostró que podría haber obtenido mejores réditos si miraba con mayor compromiso el arco rival.

Si bien la presencia de Enner Valencia junto  a Andy Carroll prometían generar peligro a la última línea local, el ecuatoriano terminó como un mediocampista más, preocupado en perseguir la subida de Branislav Ivanovic por su lateral y el potente delantero inglés fue presa fácil de los centrales de Chelsea. West Ham quedó preso de su temor en los alrededores del arco del español Adrián, quien terminó convirtiéndose en una de las figuras de un primer tiempo que sólo terminó con una mínima ventaja en favor de los Blues, tras un córner de Cesc Fabregas que Diego Costa cabeceo en el primer palo y John Terry envió a la red con un toque de zurda en el segundo, por su fundamental presencia.

Allardyce se dio cuenta tarde del poder ofensivo que posee su plantel, que en gran parte es causa de su excelente campaña, y en el complemento soltó a Valencia a la ofensiva evitando con mayor efectividad el adelantamiento de Ivanovic y generando desequilibrio a sus espaldas y luego quitó a Carroll para darle mayor agilidad al ataque con el ingreso de Diafra Sakho, al tiempo que Alexander Song reemplazó a Mark Noble para  tomar los hilos del juego con su enorme talento y Stewart Downing se sumaba a la faz ofensiva, donde más pesa su juego.

Si bien Chelsea aumentó la ventaja inmediatamente por intermedio de Diego Costa, el partido se hizo de ida y vuelta y Thibaut Courtois dejó de ser un espectador para hacerse necesario con un par de revolcones que evitaron el descuento. La sensación general fue de agradecimiento al oportuno gol del goleador de origen brasilero que evitó un gran sufrimiento en los últimos veinticinco minutos de juego que tuvieron chances claras en ambas porterías.

El triunfo le suma tranquilidad a un Chelsea que debe plantearse sus bajones futbolísticos en la última parte de cada partido que, muy probablemente, están denunciando la utilización de pocos jugadores para disputar todos los torneos con la F.A. Cup a la vuelta de la esquina. West Ham lamentará haber obsequiado la mitad del partido cuando revise que jugando como en el segundo tiempo pudo haber dado un batacazo de proporciones.

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