Manchester City
venció en el clásico de la ciudad a Manchester United por la mínima, en un
partido que a partir de la expulsión de Chris Smalling manejó a su antojo
para bien y para mal.
La décima jornada, más allá de las victorias de Chelsea, el líder, ante Queens Park Rangers y el éxito de Southampton, firme escolta de los ‘Blues’ en su visita a Hull City, tenía programado un encuentro excluyente en el Derby de la Ciudad de Manchester a disputarse en Etihad Stadium, que podía comenzar a definir el futuro de ambos equipos en la Premier League.
La ausencia de David Silva por lesión en el once del City y
el regreso de Wayne Rooney a la nómina inicial del United, eran las novedades importantes
de uno y otro equipo en la semana previa a un partido que veía llegar al local
con una racha negativa que no solo le implicó un tropezón importante en sus
aspiraciones a pelear por el título, sino que le complicó bastante la vida en
Champions League y a la visita en medio de las dudas que viene generando con su
irregularidad y con la falta de firmeza defensiva que suele echar por tierra
gran parte de los esfuerzos ofensivos de sus talentosos atacantes.
El juego comenzó con el equipo de Louis Van Gaal llevando el
juego a la mitad de la cancha con un equipo
muy corto que aspiraba a quitarle espacios a Yaya Touré, único jugador del City
con posibilidades creativas en el once inicial de Manuel Pellegrini, que pudo
haberle entregado mayor compañía con Samir Nasri en el espacio que dejó libre
la lesión de Silva pero prefirió optar por Stevan Jovetic para intentar cumplir
una función mucho más cercana a las cualidades
del francés. La cohesión entre las líneas del United apenas superó el
cuarto de hora de presencia y a los veinte minutos David De Gea ya era figura
con dos intervenciones ante Sergio Agüero y una ante Jesús Navas en sólo dos
minutos.
El anfitrión se adelantó en el campo, los espacios empezaron
a aparecer con el desorden en las líneas visitantes y si faltaba algo para
entregarle el favoritismo absoluto a Manchester City para el futuro del
encuentro, Chris Smalling se encargó de conseguirlo. Primero se ganó una tarjeta amarilla insólita a la
media hora de juego por molestar en la salida a Joe Hart de manera demasiado
insistente y refrendó su falta de jerarquía cometiendo una falta a destiempo a james
Milner a los 38 minutos dejando a su equipo con un jugador menos en el campo. A
partir de allí cada momento del partido se disputó según las reglas impuestas
por los de Pellegrini.
El dominio abrumador de un Manchester City mucho menos
profundo que posesivo llevó al United contra las cuerdas y el equipo rojo
parecía minimizado a aguantar el cero en su arco con una multitud de hombres
delante de De Gea y Robin Van Persie perdiendo insistentemente ante la mayoría
numérica de los defensores locales. El balón regresaba rápido a las cercanías
del área y en algún momento iba a ocurrir lo que finalmente sucedió apenas
superado el cuarto de hora del complemento. Touré utilizó con maestría un hueco
entre Antonio Valencia y Ángel Di María para encontrar la escalada de Gael
Clichy y el lateral izquierdo llegó al fondo y envió un pase al centro que le
permitió a Sergio Agüero anticiparse a todos y rematar de zurda al gol. La
ventaja era justa y en el futuro del United sólo aparecían los fantasmas de una goleada posible.
Tras conseguir la ventaja, Manchester City hizo lo que quiso
con el partido, primero intentó aumentar la ventaja con un remate de Navas en
el palo como máxima expresión, luego conservar el juego lejos de su arco y
desgastar aún más a un United que parecía no tener argumentos para la reacción
y más tarde, con el entrenador como partícipe necesario, decidió darle una
oportunidad a su rival y hasta terminó arriesgando una victoria que invitaba a
dilucidar cuál sería la diferencia. Si Hart no hubiera evitado con un manotazo
el empate que buscó Di María con un derechazo tras una monumental jugada de
Rooney o si Marouane Fellaini no hubiera desviado dos cabezazos de frente al
arco, no quedaría más que preguntarse si era necesario quitarle velocidad por
afuera a un equipo que la había tenido como su mayor arma para aprovechar los
destellos de talento de Touré y generarle problemas a De Gea para colocar gente
con menos recursos para el contraataque.
El 1-0 final dejó cualquier pregunta de lado y le entrega
aire al City para continuar en la difícil tarea de darle alcance a un Chelsea
que continúa firme en la cima de la tabla de posiciones. En contrapartida, en
Old Trafford crece la preocupación en medio de una campaña que ya es peor que la anterior desde los
números y que aún se disimula por la irregularidad de los perseguidores de
Chelsea y Southampton que no terminar de despegar de un equipo que deberá ganar
a como dé lugar el próximo fin de semana en casa ante Crystal Palace antes del
corte por fecha FIFA que le dará algo de tiempo para preparar un choque ante
Arsenal en Londres que podría ser vital para el objetivo mayor de Manchester
United en esta temporada, regresar a la Champions League, un techo inimaginable
hace sólo dos temporadas atrás.
.jpg)





0 Comentarios..:
Publicar un comentario