Xabi Alonso se ha
adaptado inmediatamente al Bayern Munich. La claridad en salida de balón y su
capacidad de filtrar pases es elemental para Guardiola, que necesitaba un
ajuste en su juego por dentro.
Luego de un
tiempo en su aún breve período por Baviera, Guardiola declaraba ante la opinión
pública que Lahm era el jugador más inteligente con quién había trabajado. La
polifuncionalidad de Philip hacía que Pep pudiera ubicarlo en cualquier sector
del campo con la certeza de que, en cada uno de ellos, el capitán le brindaría
un aspecto nuevo al juego de su equipo. Con tan solo un par de días, lo ubicó
de mediocentro, y allí Lahm expuso sus cualidades. La finalidad consistía en
lograr sacar con prolijidad el balón, protegerlo desde la salida.
Mientras
tanto, al comienzo de la presente temporada, debatían en Madrid el hipotético
lugar que ocuparía Xabi Alonso en el conjunto dirigido por Ancelotti. No había
podido estar presente de la final de Supercopa ante Sevilla por suspensión, por
lo que era muy interesante observar de qué manera se complementaría el ex
Liverpool con Kroos y Modric. Pero por esos días, el entrenador de Santpedor ya
pedía por el jugador de la selección española desde Munich.
La
necesidad de encontrar una vuelta de tuerca, un nuevo ajuste para su estilo de
juego, se imponía. Era menester hallar un hombre que le diera incluso mejor
sustento al balón jugado desde atrás. Si bien el fichaje de Alonso no cayó bien
en un principio por la españolización del
Bayern, pronto las dudas se acabaron. Es que la adaptación del futbolista fue
excelente con el correr de tan solo unos partidos.
En siete encuentros
disputados con Xabi en el plantel, considerando Bundesliga y Champions –no disputó
la primera jornada, ingresó ante Hamburgo y en los restantes fue titular-, los
muniqueses no han recibido goles. En parte se debe a Neuer, que muchas veces
debió corregir las espaldas de los centrales con su maravillosa comprensión del
juego; aunque también responde al triángulo que han formado en la zaga unos
tres elementos que aún no han podido tener la continuidad necesaria: Benatia,
Boateng y Xabi Alonso.
Cuando el
de guipuzcoano aparece entre los centrales para dar claridad a la salida, al
Bayern se le ilumina su juego de posición. Evidencia nuevos gestos que permiten
al equipo transitar otros caminos con balón, y hacen que Guardiola encuentre todavía
más razones para su búsqueda. Desde su llegada, Pep ha intentado romper por
dentro. Abandonó la exclusiva concepción por las bandas de Heynckes para
obtener un juego interior cada día más sincronizado. Allí, su fichaje de cierre
de mercado es esencial para filtras balones. Los volantes internos –éste Bayern
parece no jugar con interiores, dado que Robben, Lahm, Alaba y Gotze están en
constante movilidad y aparecen por sorpresa en esa zona para recibir- pueden
desplazarse por el campo con la seguridad de que Xabi los encontrará en corto y
en largo.
Ante el
CSKA de Moscú, en la segunda jornada de Liga de Campeones, Alonso volvió a dar
una exhibición. De hecho, el fin de semana ante el Köln, rompió la cifra de
pases (175 en total) y toques (204) de la Bundesliga. Con tan solo horas en
tierras germanas, sin dudas que su aclimatación ha sido inclusive mucho mayor a
la esperada. Es la organización del Bayern. En diferentes tramos del juego y
ante la imposibilidad de superar la presión rival, se ubica por detrás de la
línea del balón para apoyar y enviar un pase vertical o volver a empezar.
Guardiola
intentaba hacerse de un jugador que le diera mayor seguridad desde el fondo. Más
allá de que Lahm sea un prodigio al sacar la pelota, en muchas ocasiones la
rotación en el centro del campo traía consigo dificultades. Ningún otro jugador
(sumado a las lesiones de Thiago y Schwensteiger, o la baja de Kroos) podía
cumplir la función de Philip por su prolijidad defensiva. Ahora mismo, con Xabi
en la base, Lahm ha regresado a su posición de lateral en algunos partidos, así
como también ha jugado de interior para generar continuas líneas de pase a
espaldas de los mediocampistas adversarios. Xabi era la arista que Pep echaba
en falta.
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