Tras dos décadas de
dominio casi absoluto del fútbol inglés, Manchester United, tras la salida de
Alex Ferguson, comienza a ver de lejos la lucha por el título y aquella crisis
iniciada en la campaña pasada con David Moyes al frente, parece extenderse bajo
las ordenes de Louis Van Gaal. Analizamos la situación, los motivos y la
probable última chance de recuperar el terreno perdido.
Corría el mes de noviembre del año 1986 cuando Ron Atkinson,
entrenador de Manchester United en ese entonces, era despedido del cargo
dejando al equipo en una situación crítica respecto al descenso. La directiva
del United, confió entonces la dirección del equipo a un escocés que había
logrado buen suceso en Aberdeen de su país natal, tratando así de enderezar un
rumbo que se había perdido a finales de la década del 60 –con un descenso
incluido en 1974- y ya sumaba prácticamente veinte años sin títulos de Liga. En
los primeros días de aquel lejano noviembre de 1986, Alex Ferguson iniciaba un
camino que ha quedado, pese a unos revueltos primeros años, en la historia del
fútbol mundial.
Para 1986, Manchester United era un equipo con buena
reputación, que había conseguido siete títulos de Liga, seis F.A. Cup y una Liga de
Campeones pero estaba lejos de un Liverpool que lideraba el fútbol inglés de
manera categórica desde principios de los años 70 y cuyo reinado local culminó
con la obtención de su último título liguero hasta la actualidad en 1990. Pocos
esperaban que dos décadas después, Manchester United superara a Liverpool en
cantidad de títulos locales colocándose al frente de los clubes más ganadores
de la historia del fútbol inglés. Pero, tras ganar su último título al frente
del equipo en la temporada 2012/13, Alex Ferguson decidió retirarse de la actividad,
dándole cierre a uno de los ciclos más exitosos de la historia del fútbol
mundial y dejó un enorme cráter en el corazón de los ‘Red Devils’.
Desde mediados de 2013 a esta parte, Manchester United no
encuentra el rumbo sin el timonel que condujo al equipo al éxito dentro y fuera
de Inglaterra y que fue el principal responsable de que la institución se
convirtiera en una de las tres más importantes del mundo a nivel financiero. Pero
la debacle que hoy vive la mitad roja de la ciudad de Manchester que, para
colmo, ve a un vecino, el City, que crece a partir de los millones invertidos y
se va transformando en un potencial sucesor del United en la cima del fútbol
inglés, como este hizo respecto a Liverpool después de 1990, no comenzó con la
salida del mítico entrenador escocés. Lo que hoy sucede se venía gestando desde
los años finales de la gestión Ferguson y el club no supo -o no quiso- formar
una nueva generación ganadora cuando aún el factor ´Fergie’ tenía el peso
suficiente para convocar estrellas del presente o promesas a futuro.
El desarme
Tevez, uno de los rebeldes que descartó Ferguson. |
Algunas veces los títulos o los buenos resultados tapan
señales importantes de que las cosas no marchan del todo bien. Un veterano y
cada vez más cascarrabias Alex Ferguson, se encargó, en la primera mitad de la
década inicial de este siglo, de deshacerse de la gente que podía llegar a
discutir su liderazgo por personalidad y por idolatría. Así, por diferentes
motivos, Jaap Stam, David Beckham, Ruud Van Nistelrooy o quienes fueran los
principales artífices de la triple corona de la temporada 1998/99, Peter
Schmeichel y Roy Keane, fueron dejando el equipo tras algunos altercados
internos –y en el caso de Eric Cantona, externos- y el entrenador pudo armar
una nueva generación, sostenida en un líder mucho más moldeable que aquellos
como Rio Ferdinand, en los eternos Paul Scholes, Gary Neville y Ryan Giggs que
conocían de memoria la impronta y las necesidades del escocés y no significaban
una amenaza para su tranquilidad y en la
magia de Cristiano Ronaldo, que luego sumó a Carlos Tevez como un factor
determinante para volver a conquistar Europa en 2008 luego de ganar la final
por penales a Chelsea en Moscú.
Pero aquel equipo, que más tarde caería en dos finales
consecutivas ante el Barcelona de Pep Guardiola, comenzaba a mostrar signos que
podían preocupar a aquel que sabía de las virtudes de aquellos líderes de los
90 que aparecían cuando más se los necesitaba. Talento sobraba, pero la falta de
rebeldía ante la adversidad era notable, sobre todo luego de la exclusión del
último rebelde, Carlos Tevez, que partió hacia Manchester City tras la derrota
en la final de Champions de 2009 ante el Barca por considerar, con gran parte
de razón, que su protagonismo en el equipo debía ser mayor y de la partida de su
jugador insignia, Cristiano Ronaldo, a Real Madrid. Mientras tanto, Chelsea y Manchester
City comenzaban a construir equipos que, no solamente contenían talento, sino
que poseían –y aún lo hace- una gran cuota de personalidad.
La salida de Ferguson y un plantel listo para el recambio
Los hermanos Glazer, los dueños del Utd. |
La partida de Alex Ferguson no fue debidamente amortiguada
puertas adentro de la institución y dejó un equipo con enormes necesidades de
recambio que no fue actualizado a tiempo, probablemente atendiendo las
necesidades financieras de un club endeudado por sus propios dueños –los Hermanos
Glazer compraron el club adosándole la deuda que ellos mismo generaron para su
adquisición- a pesar de sus enormes ganancias anuales que hoy, a destiempo y
sin demasiado puntos de atracción para jugadores de renombre, se busca utilizar
para rescatar al equipo de las penumbras futbolísticas que, de la mano de un
poco preparado para la ocasión David Moyes, cumplió una campaña pobrísima en
2013/14, que no alcanzó para disputar los torneos continentales en la presente
temporada y causó pérdidas millonarias a las arcas de la entidad.
Van Gaal, las urgencias y el futuro
Marquitos, uno de los pedidos del DT. |
Tras la destitución anticipada de David Moyes, ya
finalizando la última temporada, la Directiva del club no quiso correr riesgos
y buscó en Louis Van Gaal a un
entrenador con experiencia en grandes clubes y en tiempos de tormenta de estos
gigantes. La excelente participación de Holanda, bajo su conducción, en la Copa
del Mundo Brasil 2014, dio la seguridad de un camino correcto, pero,
probablemente, demoró la evaluación del entrenador sobre un plantel con buenos
valores, escaso espíritu y ningún líder. Llegaron dos jugadores como Ander
Herrera y Luke Shaw que no fueron solicitados por el holandés y que, pese a su
visto bueno, no eran prioritarios en la refundación del equipo y recién la
semana pasada, a menos de dos semanas del cierre del mercado de verano europeo,
Van Gaal pudo disfrutar de su primer refuerzo genuino, Marcos Rojo, en medio de
un inicio de Premier League que dejó de lado las esperanzas de las buenas
actuaciones de pretemporada, para dar paso a la preocupación de un solo punto
obtenido sobre seis posibles ante rivales, a priori, accesibles.
La semana en curso, determinará hasta dónde puede llegar
Manchester United en el mercado de transferencias y no sólo puede ser crucial
en la temporada del equipo sino en el futuro a mediano plazo del club. Fundamental
será la incorporación de, al menos, tres valores excelsos que puedan darle
equilibrio defensivo, presencia en la mitad de la cancha y explosión ofensiva a
un equipo que carece de esos tres puntos relevantes en cualquier andamiaje que
busque alcanzar el éxito futbolístico. La inversión, sea cuál sea, deberá
aparecer ya, porque las pérdidas por una nueva temporada frustrante pueden ser
aún mayores a las del ejercicio en curso debido a los contratos publicitarios
con condicionamientos a una nueva potencial ausencia en Champions League.
Di María, la llave del futuro
Di María será clave del Utd. |
La contratación de Ángel Di María, desde el Real
Madrid a cambio de una fortuna, tiene una importante connotación
extrafutbolística, más allá de la importancia del argentino dentro del campo de
juego. Su arribo es la demostración de que el club aún puede atraer
superestrellas, más allá de no disputar Champions, con su solo peso específico
y de que cuenta con los fondos suficientes para hacerlo y competir con los
grandes desembolsos de Chelsea, Liverpool y Manchester City. Esta contratación
puede ser la carnada para la llegada inmediata de otros futbolistas de nivel
como Arturo Vidal, Daley Blind o Nigel de Jong que se mostraban dudosos de
participar en un plantel sin demasiada jerarquía individual y que ahora ven en
Di María un jugador de élite y un revulsivo importante para dar mayores
opciones ofensivas a Wayne Rooney y Robin Van Persie. Si esto sucede y llegan
las soluciones buscadas ya desesperadamente por Van Gaal para el mediocampo y
el sector izquierdo, la contratación de Di María habrá sido justificada a
cualquier precio porque habrá asegurado gran parte de un futuro que hoy ve el
reinado del United al borde del precipicio.
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