En el Calderón, el Atlético empató sobre el final 1 a 1
contra el Málaga. Los de Simeone no
aprovecharon el empate del Barca en Valencia y el próximo sábado se definirá
todo en el Camp Nou.
Los colchoneros viven un momento único. Peleando cabeza a cabeza contra las bestias de España y, en Europa, en la final de la Champions. Sin embargo, los colchoneros hace tiempo que no cuajan un partido solvente, de esos que plasmaban en la cancha todo el poderío que tenían en cada línea.
Los primeros 30 minutos contra el Madrid en el Calderón es
último recuerdo que se viene si de grandes actuaciones se trata. Hoy, contra el Málaga, el Atlético tenían la posibilidad de
campeonar siempre y cuando gane a los andaluces y el Barca empate o pierda, algo que sucedió. El once inicial de los locales presentaba como única duda la
titularidad de Diego Costa, duda hasta último minuto y finalmente sustituido
por David Villa. El Málaga, con la salvación casi asegurada y tratando de
terminar la temporada lo mejor posible, tenía en Santa Cruz y Amrabat la
esperanza de sacar un buen resultado.
El partido empezó con un Atlético decidido a ir rápidamente
por el triunfo. Las bandas es donde se siente más a gusto para atacar, pero en
una contra fue cuando los colchoneros tuvieron la mejor ocasión, tras una
peinada de Raúl García que dejó a Villa solo contra Caballero, pero el Guaje
desperdició la chance tirando al travesaño. Mientras, los andaluces encontraban en Santa Cruz la salida
perfecta para establecerse en terreno contrario. Por afuera, Amrabat y Eliseu
metían algún que otro susto a la defensa madrileña.
El primer tiempo terminó con pocas chances claras por parte de los dos, y con más nerviosismo que precisión, cualidad que, a estas alturas, es lo que hace la diferencia. Ya en la segunda etapa el Altetico siguió insistiendo por los costados, pero la imprecisión de los centros y el gran trabajo de los centrales malagueños esfumaban cualquier aspiración al título. Además, la figura de Willy en el arco visitante comenzaba a tomar protagonismo.
Simeone no tardó ni un minuto y decidió mover el tablero.
Adrian entraba por Koke para tratar de batallar en el área y ganar alguna como
en Stamford Bridge. El juego de los colchoneros trataba de ser productivo pero
cuando tocaba jugar por dentro las ideas morían repentinamente. Con ello, las
contras del Málaga eran cada vez más peligrosas, al punto de quedar mano a mano
con Courtois quien se exhibió en varias oportunidades.
La tensión en el partido era cada vez más fuerte y tras un choque entre Miranda y Courtois, Samuel ponía el 1 a 0. Caras de pánico se apoderaban de los hinchas colchoneros. No podían creerlo. El Cholo trataba de animar a los suyos, que había tiempo, que todavía se podía, que la liga no estaba tan lejos. Fue cuando Willy empezó a trabajar en serio. Un tiro de Diego desde afuera hacia exhibir sus reflejos. Poco tiempo después, un mano a mano de nuevo con Villa, y otra tapada. El argentino sacaba todo, absolutamente todo.
De esa tapada ante el Guaje vino el gol del Atlético. Centro
perfecto de Sosa y Alderweireld se resarció de su error con un testazo que
empató el partido. El empate momentáneo en Valencia del Barca era una
justificación para buscar un gol más, el gol del campeonato. Y tuvo una más. Adrian estaba adentro del área y se perfiló perfectamente,
para clavarla en el ángulo. Pero ahí estaba Willy. Un manotazo que la afición
culé de servirle para ser campeón recordará por un largo tiempo.
Se viene uno de los días más importantes para la afición
colchonera. El domingo próximo se jugaran una finalísima contra el Barcelona en
el Camp Nou y el 24, ante el Madrid, la posibilidad de coronarse campeón de
Europa ganándole a su máximo rival.
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