En un partido vibrante jugado en el mítico estadio inglés, Hull
City avanzó a la final de la FA Cup al ganarle al Sheffield por 5 a 3. Al
principio parecía que los de Nigel Clough darían la sorpresa, pero la
diferencia de categoría esfumó cualquier ilusión.
La FA Cup siempre ha tenido un trato especial con los
equipos pequeños, una conexión. Forma parte de la mística del trofeo y sin
ellos, gran parte del torneo perdería su encanto. La posibilidad de luchar 90
minutos con los mejores equipos de Inglaterra no se tiene todos los días, y
cuando estos la tienen, dejan hasta el alma para que su apellido quede en las
paginas doradas de la competición.
Este año, la sorpresa era el Sheffield United, y con la
dirección de Nigel Clough, hijo del histórico Brian Clough. Los Blades habían batido a en rondas anteriores a equipos de
la Premier, como el Aston Villa o el Fulham. Con una mezcla entre juventud y
experiencia, el equipo fue pasando rondas y sorprendiendo a propios y extraños.
La victoria ante el Charlton por cuartos los había interpelado ante la
historia.
La historia les tenía una invitación con gloria a cada uno.
El Sheffield quería recordar viejas épocas, mientras que el Hull quería saber
que se sentía tener la gloria tan cerca. El Hull salía con su mediocampo habitual (Livermore,
Huddlestone, Meyer), mientras que el Sheffield quería mostrar a sus jóvenes
promesas: Harry Maguirre (de 100 partidos jugados con tan solo 20 años) y Conor Coady (de la cantera del Liverpool y a quien siempre han señalado en Anfield como
“el próximo Gerrard”).
El equipo de Clough tuvo el comienzo soñado. Su arranque fue
feroz y su rival no se encontraba a sí mismo. El gol de Baxter los desmoronó
aún más, y poco antes del final, Sagbo pudo empatarlo con un remate de cabeza,
pero en el último minuto del primer tiempo, Murphy emprendió una corrida desde
3/4 para que Scougall vuelva a adelantar a los Blades.
Steve Bruce, técnico del Hull, era consciente de que para
ganar el partido había que cambiar piezas. Aluko y Fryatt eran los cambios para
la remontada. A los cuatro minutos y tras un córner, Fryatt empataba el
partido. Más tarde Huddlestone tomó las riendas del partido y poco tiempo
después, convirtió el 3-2.
El Sheffield ya había hecho demasiado para pasar, pero la
diferencia de categoría fue determinante. Murphy descontó y parecía ponerle
suspenso al partido, pero Meyer se encargó de liquidar el partido.
En 110 años de historia, el Hull City jugará su primera
final en la FA. Un equipo que hasta hace un año peleaba el ascenso, hoy juega
en primera y con una final a disputar. Por el momento, el Hull sigue a
rajatabla el viejo dicho: Carpe Diem.
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