Una de las caras más conocidas del fútbol mexicano de los últimos tiempos aún sigue tirando magia por las canchas. Repasamos su historia no sin recordar su carácter de líder y de ídolo. Un crack con todas las letras.
A manera de prólogo...
Cuenta la historia que existió un guerrero azteca, no era guerrero jaguar, pero si Águila. No eran su oficio las batallas, estás solo las disputaba en una cancha de fútbol. No eran aquellas épocas de la conquista llevada por Hernán Cortés, sino las de conseguir triunfos por su equipo y por su país...
"El Temo", el último gran 10 de la selección mexicana, usted amigo lector, me lo puede discutir, si hay y hubo muchos "10" mejores en el Tri, pero ninguno con la chispa, el carisma y entrega que Blanco imponía en las canchas. Sí ya sé, tampoco un 10 tan temperamental, tan incendiario y tan controversial como él...
Genio y Figura |
Sus Inicios y el Despegue
El 17 de enero de 1973, en el seno de una familia humilde, en el barrio de Tlatilco de la delegación Azcapotzalco en la Ciudad de México, nació el segundo hijo de seis varones en la familia Blanco Bravo. Su madre lo llamó Cuauhtémoc, un nombre de origen náhuatl que significa ‘águila que cae’, sí, águila, como el mote del equipo de sus amores y al que llenó de tantas alegrías: el Club América.
Desde los seis años, ya viviendo en Tepito, demostró su gran pasión por el fútbol y ganó diversos campeonatos con su equipo amateur Impala, en el que también destacó muchas veces como campeón goleador.
Tiempo después, todavía en el Impala, Cuauhtémoc fue descubierto por el cazador de talentos Ángel Gónzalez, quien lo llevaría al América, al cual Blanco se incorporaría en 1988 para formar parte de las categorías inferiores del club.
La vida y carrera futbolística del gran ídolo de las Águilas se ha visto enmarcada de anécdotas, como aquella que es tan triste y tan emotiva que relata que al recibir su primer sueldo, Cuauhtémoc lo ocupó para comprarle un pastel a su madre, por la que siempre ha demostrado el mucho amor que le profesa.
Dos años esperó Cuauhtémoc para su ansiado debut, hasta que el 5 de diciembre de 1990, el técnico Miguel Ángel ‘Zurdo’ López decidió ingresarlo en el segundo tiempo en el juego que América disputaba contra León en el estadio Nou Camp.
Sin embargo, la gran oportunidad de Cuauhtémoc Blanco llegaría hasta la temporada 94-95 cuando Leo Beenhakker tomó las riendas del América, a esté le sorprendió que existiera un jovencito que podía apuntalar su delantera en compañía del gran rematador Camerunés Omam Biyik y el legendario extremo izquierdo Luis Roberto Alves Zague. Temo no desaprovechó la oportunidad y fue titular todo ese torneo convirtiéndose en el novato del año.
Cuauhtémoc dejó la presión de pasar de promesa a realidad y junto a un equipo de grandes jugadores, se mostró atrevido, sin temor a nada, sabedor de que no tenía nada que perder, pero sí mucho que ganar, y que su juventud no era pretexto para no dar el gran salto en un club de tanta magnitud como lo es América.
Inicio meteórico |
Su estadía en el América
Tuvo cuatro períodos en América; en 1997 saldría al Necaxa, donde se mantuvo dos temporadas y sería campeón goleador con 16 tantos en el torneo de Invierno 97.
En 1998 regresaría al equipo de sus amores, pero partiría nuevamente en el año 2000, esta vez para jugar en España con el Valladolid en donde tuvo un paso que no dio mucho de qué hablar, marcando únicamente dos goles con equipo ibérico. Su gol más recordado sería aquel de tiro de castigo en contra del Real Madrid y que a la postre significaría el empate 1-1. Su baja de juego se dio a causa de una lesión sufrida a manos de Ansil Elcok en un partido de la Selección Mexicana contra Trinidad y Tobago. En la eliminatoria mundialista de Corea y Japón.
En el 2002, regresaría al América, que acababa de ser campeón; ya con un estilo de juego diferente y jugando como distribuidor, pero Cuauhtémoc volvería a salir de la institución azulcrema para jugar con los Tiburones Rojos de Veracruz, club en el que se convertiría en el máximo ídolo escualo de la actualidad.
En 2005, regresaría por última vez al América para sellar con broche de oro su historia con el América. El 2005 fue el año cumbre de la carrera de Cuauhtémoc Blanco, ya que junto a una generación de grandes futbolistas (algunos de talla internacional como el ‘Piojo’ López), conquistó el título del torneo mexicano Clausura 2005.
Su huella en el Tricolor
El "Temo" a partir de su debut siguió mostrando su gran nivel y el técnico nacional de ese momento, Miguel Mejía Barón decidió darle su primera convocatoria, debutando un 1ero de Febrero de 1995en contra de Uruguay un partido disputadó en el vecino país del norte. Ahí en adelante Temo se consolidó como un referente nacional y asistió a una gran cantidad de torneos como la Copa Kalsberg en Corea, Copas Rey Fadh, Copas de Oro, Copas América y tres Copas del Mundo (Francia 1998, Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010).
Cuauhtémoc supo ganarse el cariño del público que jugando para el América lo aborrecía, basta con mencionar los innumerables goles con la verde en partidos decisivos, como en la final de la Copa Confederación para vencer a Brasil 4-3 en donde toman mal parado al scratch do ouro . Márquez inició el contragolpe tocó para Villa, este le devolvió a Rafa para abrirle el balón al "Cuau" este hizo un dribling dejando pasar de largo al defensa central Juan, para definir al segundo poste de Dida. Un golazo, que terminaría enmarcando con su festejo, corriendo hacia el banderín de esquina y bailando un zapateado al puro estilo del "Jarabe Tapatio". También está el penal ejecutado en San José de Costa Rica para asegurar la clasificación al Mundial de 2002. En dicho Mundial haría el gol para abrir el marcador frente a Croacia, al anotar de penal y a la postre significaría la victoria del equipo Tricolor.
El mundial de Francia 98 de la mano de Manuel Lapuente veríamos a un Blanco en plenitud de sus facultades atléticas, como dejar pasar por alto aquella jugada pintoresca y burda, donde estando frente a dos jugadores surcoreanos, atrapa el balón entre sus botines se eleva y evade a sus marcadores, aquella jugada nos hace recordar que el fútbol es solo un juego y que esa jugada solo un jugador podría haberla hecho se le llama la "Cuauhtemiña". Aquel gol que le anotaría a la escuadra de Bélgica, donde a un pase largo de Ramón Ramírez a segundo poste, "Temo" en lugar de lanzarse en "palomita" como dictaba la lógica, optó por lanzarse con las piernas hacia el frente e impactando el esférico con parte externa de su botín izquierdo y logrando una anotación poco ortodoxa pero vistosa.
También es cierto que le costaría no estar presente en el mundial de Alemania 2006 por esa picardía que tenía para festejar. Se jugaba el extinto torneo Interliga el cual otorgaba medio boleto para Libertadores. Se enfrentaban el América contra el Atlas, este último dirigido por Ricardo Antonio Lavolpe, después de anotar un gol memorable donde se quita a tres defensores en el área, sacó al arquero Mizrahi, lo gambeteó, y se metió al arco con el balón al pie. Cuauhtémoc corrió hacía la media cancha justo frente al área técnica y se tiró en pose frente al "Bigotón" en señal de burla, de todos era bien sabido de su constante pique entre ambos. Lavolpe se lo cobraría dejando fuera de toda la Eliminatoria y sobre todo el Mundial, con el argumento de ser un jugador problemático y desordenado en la cancha.
Blanco se encuentra como el segundo mejor anotador de la Selección con 39 tantos de 1995 a 2010, solo justo detrás de Jared Borgetti. La conexión de Cuauhtémoc con las canchas y su amor por la de gajos son un legado para las futuras generaciones de futbolistas, un ejemplo de liderazgo y la prueba fehaciente de que cuando se anhela un objetivo. El trabajo constante es la única manera de alcanzarlo.
No he podido evitar que al escribir y recordar lo que Cuauhtémoc Blanco hizo en el América y sobre todo en la Selección Mexicana se me erice la piel. Seguramente lo provoca en cada una de aquellas personas que aún tienen la dicha de observarlo correr tras ese balón que durante dos décadas ha sido su mejor amigo, que desde niño lo acompañó.
El ocaso de un Guerrero
En 2007, Cuauhtémoc dijo adiós para siempre a las Águilas del América y aunque ha expresado muchas veces sus intenciones por retirarse en el equipo que lo vio nacer, todo parece que colgará las botas jugando para Lobos BUAP, su actual club.
Parece indignante que un jugador de la talla de Cuauhtémoc Blanco se pasee por los campos de la tan devaluada Liga de Ascenso primero jugando para el Veracruz en el 2009, después pasando a la "Trinca Fresera" del Irapuato para recaer con los Dorados de Sinaloa y tenga que retirarse en ella. Sin embargo, su pasión por el fútbol no distingue tal situación.
Cuauhtémoc, tal cual como un Da Vinci, ha trazado grandes obras de arte, ha escrito como un García Márquez las mejores obras literarias, y como un Beethoven ha compuesto las más hermosas melodías, pero sobretodo es un guerrero que ha librado las más cruentas batallas cargando en sus hombros a una nación.
El ‘Temo’ nació para ser ídolo y leyenda en el Tri y de las Águilas, así lo destinó el nombre con que su madre lo llamó... Cuauhtémoc, el águila que cae... pero sólo para reemprender el vuelo.
Haciendo una importante remembranza acerca de quién fue Nicolás de Piérola, podemos decir que se trataba de un hombre de muchas ocupaciones, teniendo en cuenta que este se comenzó a desarrollar como militar, abogado, político y también tenía unas venas artísticas que lo llevaron a desarrollarse después como uno de los más importantes pintores.
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