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Quilmes: del orden al desorden



El Cervecero cambió de entrenador a mitad del campeonato pasado pero sigue extrañando al equipo de De Felippe, aquel que se salvó del descenso. Las razones del desconcierto en el conjunto del Sur. 







Lejos queda el recuerdo del Quilmes de De Felippe que había encontrado un fuerte sentido de pertenencia. Un plantel que había logrado cambiar la opinión del hincha, las sensaciones de fastidio y pedido de renuncia para el hoy técnico de Independiente, fueron desapareciendo a medida que el Cervecero se afianzó en el torneo y levantó su nivel. Los primeros seis meses del año fueron con fútbol de alto vuelo, jugadores que ilusionaban y hacían pensar que lo bueno recién empezaba. Sin embargo, después de la salvación, los festejos en Sarandí y la polémica con Racing, todo empezó a derrumbarse.

A medida que pasaban las fechas se conocían las noticias de que las principales cartas futbolísticas del equipo no seguirían en el club. En un año de elecciones, donde la dirigencia debía cuidar más que nunca su imagen, se marcharon por detrás los grandes referentes de un plantel querido. Martín Cauteruccio, Emanuel Tripodi, Jacobo Mansilla, Gustavo Oberman y Fernando Elizari fueron los casos que encendieron las alarmas de propios y extraños. Las versiones y explicaciones sobre las salidas fueron varias: exigencias desmedidas de sueldos, falta de comunicación con la dirigencia y la búsqueda de crecimiento profesional. Además, de ante mano se sabía que la permanencia no era un freno para que De Felippe no tomase la decisión de dar un paso al costado.

La realidad era que Quilmes desarmaba de a poco un proyecto, el producto de seis meses irregulares fueron otros tantos en un buen nivel, que en pocos días quedaron en la nada. En junio quedaban Caneo y Romero como apellidos fuertes, y un porvenir aún más turbulento, con elecciones a la vuelta de la esquina, un plantel desabastecido y sin técnico. 


Para calmar a los hinchas desesperados por la falta de poder ante las salidas de las figuras del plantel, los directivos fueron tras los pasos de dos viejos conocidos. El primero en llegar fue Nelson Vivas, que arribó a Quilmes para tener su primera experiencia como técnico. Su llegada trajo sentimientos encontrados entre los simpatizantes, pero su sentido de pertenencia con el corazón cervecero y sus ideas de un estilo de juego europeo, taparon las dudas sobre sus condiciones. 

Además, después de épocas gloriosas en Estudiantes, Braña y Benítez volvieron al Cervecero para darse el gusto de volver a jugar en el Centenario. El resto de los refuerzos fueron Peratta, Abecasis, Boghossian, Pérez Laborda, Zacaría y Lucero. Sin embargo, a pesar de los importantes nombres, la preocupación pasó por el promedio de edad y el estado en el que llegaban, ya que ninguno llegaba con ritmo futbolístico. 

El comienzo en el torneo inicial fue bastante irregular, tanto desde lo numérico, como en lo futbolístico. El 4-2-3-1 de Vivas no se terminó de aceitar nunca. El uso de las bandas era importante en un sistema donde los externos tenían la orden de pasar siempre al ataque, pero los intérpretes no cumplían con los requisitos necesarios. Pérez Laborda dejaba muchas dudas en el lateral izquierdo, la falta de marca y de criterio en los avances, hicieron que el lateral pierda el puesto en manos de Leonel Bontempo tras ausentarse por lesión. En el sector opuesto no había demasiadas diferencias, Abecasis cumplía el pedido de pisar constantemente el área rival, pero en el retroceso dejaba muy desprotegidos a los centrales. A todo esto, ante la falta de carrileros en la plantilla, Vivas improvisó con Telechea por la banda derecha en un movimiento que llamó la atención. Sin embargo, la variante funcionó, y el delantero devenido en volante fue elegido en reiteradas ocasiones como la figura de la cancha. 

Entre aciertos y desaciertos, Quilmes se quedó sin técnico por motivos extra deportivos, y a la hora de salir a buscar un reemplazante, los dirigentes demostraron la falta de continuidad en un proyecto. Salvando las distancias, pasaron de Menotti a Bilardo, de Mourinho a Guardiola, de Vivas a Giunta. Dos estilos de juego totalmente distintos, lo que genera a mitad de torneo un borrón y cuenta nueva. El trabajo sobre un sistema, sobre la filosofía de juego con ataques masivos quedaba en la nada tras la salida del entrenador. 

El 4-2-3-1 pasó a ser un 4-4-1-1 con la incorporación al once titular de apellidos que habían perdido un lugar como Pablo Garnier o Facundo Diz, a quien en la pretemporada, Vivas le había anunciado que no lo iba a tener en cuenta. 


Giunta, el reemplazante de Vivas, en una charla al plantel


El arco

Tras la salida de Emanuel Tripodi a Boca, llegó como refuerzo Sebastián Peratta. El hombre proveniente de Newell´s arribó al club falto de fútbol, ya que a lo largo de todo el semestre había jugado algunos minutos en Copa Argentina. Al igual que todas las incorporaciones del Cervecero, el arquero generó dudas, sobre todo porque los simpatizantes pedían una oportunidad para Silvio Dulcich o Walter Benítez. De todos modos, con 37 años arrancó el semestre en el arco y no lo soltó hasta el final. Su rendimiento tuvo altibajos, y fue protagonista de valiosas actuaciones como también de algunas flojas que dejaron mucho que desear. 

Defensa

La línea de 4 parecía innegociable para Giunta. Los dos centrales grandes, con buena marca y juego áreo, acompañados por dos laterales típicos, pero con cierta contención a la hora de pasar al ataque. Así paró el equipo Giunta desde su llegada y parece que no va a haber cambios desde lo táctico. 

Sin embargo, la zaga central de la defensa es el puesto donde más irregularidad tuvo el equipo Cervecero a lo largo de todo el semestre. Constantemente variaron los apellidos y las duplas en los partidos de Giunta: Martínez-Alegre, Lema- Leyes, y hasta Lucas Pérez Godoy, el centrocampista que sumó minutos con Vivas, jugó de zaguero junto a Lema. Sin embargo, para este nuevo torneo, el ex técnico de Almirante parece haber armado una lista de prioridades donde Lema y Martínez se encuentran muy por debajo del resto, y en la que Carli ganó varios puestos con respecto a sus compañeros. Por ende, los favoritos para el fin de semana son una sorpresa para los que no siguen el mundo Quilmes de cerca: Carli-Alegre.

El juvenil fue sin dudas el central con mejor performance a lo largo del semestre pasado, y era lógico verlo entre los once para el Inicial, pero la sorpresa pasa más que nada por Carli. El ex jugador de Aldosivi apenas había sumado minutos como lateral izquierdo desde la llegada de Giunta, y su ingreso a los once parece ser más por bajos rendimientos de sus compañeros que por méritos propios. 

En cuanto a los laterales, Abecasis y Bontempo serán los favoritos a la hora de la elección. Mucho tiene que ver la falta de competencia que tienen en el puesto, ya que Pérez Laborda es muy inferior al juvenil, y Abecasis siquiera cuenta con un reemplazo natural en el plantel.


Además, ambos fueron  de suma importancia bajo la conducción de Vivas, pero han perdido protagonismo y nivel desde la llegada de Giunta. Abecasis, con más vocación ofensiva que defensiva, sufre los pedidos del técnico de no pasar tanto al ataque y tener mas responsabilidad en la marca, su punto débil. Por su parte, Bontempo también cumplía un rol vital en la llegada, con centros venenosos al área que eran moneda corriente en el comienzo del torneo y ahora, sucede muy esporádicamente. 

Medio definido

Con el esquema definido, e intérpretes claros en el mediocampo, los apellidos para doble pivote son una ficha puesta. Braña y Romero, dos símbolos de su estilo de juego y con características que el técnico suele elegir, son los hombres imprescindibles de Giunta. La lucha, la entrega y el sacrificio son valores innegociables del entrenador y ambos cumplen con esos requisitos. Además, fueron de los mejores en el Inicial. Romero es el alma silenciosa que junta el juego sucio y el buen pie, mientras que Braña, es un valuarte incalculable en el retroceso. Pensante, sabe recorrer el campo de juego y estar siempre donde se dirige la jugada. Uno más adelantado que el otro, pero ambos con responsabilidades defensivas. 

Los volantes externos también cumplen la lógica del entrenador. Dos hombres de ida y vuelta, con marca. Poco pensantes, más espontáneos e impulsivos y con más respeto a la posición. Sobre la derecha estará Pablo Garnier que desde la llegada de Giunta volvió a la titularidad, pero no a su mejor nivel, que tiene guardado en el mejor de los recuerdos el hincha de Quilmes. Mientras que la banda izquierda será territorio de un viejo conocido del técnico, Jonathan Zacaría. Ya trabajaron juntos en Almirante, y desde la llegada de Blas, el volante fue uno de los puntos altos del equipo. Tal vez, porque dentro de lo estático del esquema se revela y busca espacios más adelante, pasando al ataque y teniendo que esforzarse el doble para llegar a posición de marca en el retroceso. 

Los hombres de ataque

La cantidad de atacantes es sin duda la polémica del esquema y también los son los nombres elegidos para el rol. Miguel Caneo, referente absoluto del plantel, estará desde la partida pese a no ser del agrado del técnico. Un jugador pensante, lento y de ejecuciones esporádicas no entraría en la formación de Giunta de no llamarse Miguel Caneo. Parece tener un lugar por lo que significa para el club, y para el hincha. Además completó una buena pretemporada en la que marcó y se lo vio en un buen nivel, pero las sensaciones son que el equipo no está armado para él, como si lo hicieron otros técnicos. Al ex enganche de Boca, cada vez le cuesta más entrar en el circuito de juego, porque la escasees de hombres que pasan al ataque desfavorecen sus métodos habituales. 

Donde más dudas hubo a lo largo de la pretemporada es en la elección del único delantero. Es que desde su llegada Giunta ha probado con todos los que tuvo a disposición: Diz, Boghossian y Telechea. Sin embargo, éste último ganó la pulseada y arranca como el hombre del gol. El uruguayo ex Newell´s parece seguirlo de cerca, ya que estuvo cerca de partir pero se quedó a pelear el puesto con sed de revancha.

El recambio 

En una equipo donde el promedio de edad de los titulares es muy alto, contar con un buen banco de suplentes, y relevos de garantía parece ser un factor preponderante. Sin embargo, en Quilmes no se cumple la lógica. Entre los que esperan la orden para ingresar al campo se encuentran varios juveniles con poco recorrido en primera, como el caso de "Pitu" González, Pérez Godoy o Sergio Hipperdinger, y otros tantos con experiencia pero que no aportan demasiado con sus ingresos como Boghossian y Leandro Díaz.

La preocupación parece estar en la falta de variantes, y junto a eso, la falta de opciones para salir a la búsqueda de un cambio esquemático para cambiar un partido.

El sistema

Desde su llegada que Giunta salió a la cancha con el 4-4-1-1 que lo caracteriza. Sin embargo, por el estilo de jugadores que elige, parece ser el esquema menos apropiado, y el debut frente a Rosario Central da indicios de ello. Un esquema con dibujo tan defensivo, sólo puede ser desequilibran si los intérpretes tienen características de jugadores rápidos y habilidosos. Pero Quilmes no cuenta con un enganche revulsivo, por ende el centro no es el mejor camino para atacar, y por las bandas, Garnier es de paso lento, y Zacaría no tiene la jerarquía como para ser el hombre de relevancia. 

El Cervecero es un equipo estructurado, que no asusta ni sorprende. Tiene sus líneas muy estáticas y poca llegada al arco. Parece ser un equipo preocupado simplemente por no recibir goles, ya que los avances son poco premeditados y se dan a cuenta gotas las chances de riesgo. El equipo necesita de rebeldía, de sangre fresca con hambre de gol, y Quilmes no la tiene ni adentro, ni fuera de la cancha. Por eso, tal vez la mejor opción sea cambiar el sistema y apostar a un Pérez Godoy como volante central más adelantado y a Hipperdinger como extremo.

Las espaldas de Abecasis 

Un equipo tan retrasado no debería tener demasiados problemas a la hora de defender y retroceder. Sin embargo, el Cervecero sufre mucho los ataques a las espaldas de Luciano Abecasis. El ex River pasa al ataque y siempre queda un paso más adelante de donde debe estar, dejando así sus espaldas para que los delanteros y volantes tirados por la izquierda jueguen a sus espaldas. Por ese sector llegó el primer y único gol que recibió Quilmes en el año, y no fue casualidad. Las indicaciones de Russo para con sus jugadores de atacar por ese sector fueron constantes, y el tiempo le trajo los resultados. 




Pelota parada en defensa

En las pelotas paradas a favor del rival, Quilmes marca hombre con hombre. Los centrales, marcan a los centrales rivales, y el resto toma cada uno un hombre. Además de las parejitas, el cervecero deja dos hombres de más dentro del área: uno que se queda en el primer palo, y liberado para despejar el centro corto. 

Pelota parada en ataque

Generalmente los tiros se los reparten entre Caneo y Romero, dos hombres reconocidos justamente por su buena pegada. Tanto desde la derecha, como desde la izquierda, son los encargado de la pelota parada. Mientras que al área, recurren entre 6 y 7 jugadores. Por lo general, los centrales y el delantero más alto van por el segundo palo, mientras que para el centro corto quedan Garnier, Caneo y ambos volantes externos. Fuera del área, a la espera del rebote, quien espera un despeje corto es Braña, de floja pegada de larga distancia, pero inteligente y de buen pie para encontrar el pase más claro que reactive el peligro. 

Volantazo ante Godoy. 
¿Desesperación o tacticísmo?

Ante la necesidad de variantes en el juego y las suspensiones de Braña y Abecasis, Blas Giunta decidió dar un manotazo de ahogado y jugar como la gente pide. Para el segundo encuentro ante Godoy Cruz en Mendoza, el técnico presentará un equipo totalmente distinto al que había salido a la cancha desde su llegada. Los malos resultados, los reproches por la falta de fútbol y la imagen de equipo lento que dejó Quilmes frente a Rosario, llevaron al entrenador del 4-4-1-1 al 3-4-1-2

Con el nuevo esquema, el equipo seguramente sufrirá en defensa, pero también a la hora de ir al ataque, contará con más variantes. Caneo volverá a su posición habitual de enlace, y en la delantera Telechea será el extremo por las bandas para nutrir de juego al hombre del gol, Joaquín Boghossian. Con este tipo de ofensiva, es probable que Hipperdinger y el "Pitu" González empiecen a cobrar protagonismo en los partidos. En la zaga central Bontempo y Abecasis fueron los sacrificados para dejar lugar a la línea de tres con un tridente de centrales -Leyes, Lema y Carli-. 

La reflexión y el análisis previo al comienzo del campeonato nos hace pensar en el porqué de la decisión de cambiar rotundamente. Giunta siente que el estado de ánimo del Mundo Quilmes no está como para seguir viendo un equipo apático y lento cuando el promedio no perdona. Por eso, aún con un un planteo más lógico, la desconfianza sobre el técnico crece, porque tuvo poca convicción para mantener un sistema que elaboro durante toda la pre temporada, y ante la primer negativa cambió el rumbo. 

Conclusión

Para tener un torneo que le signifique la permanencia en Primera División, el Cervecero deberá encontrar el rumbo y sostenerlo. Los cambios en el corto plazo tienen como resultado la confusión de los dirigidos, y a Quilmes sólo le sirve la estabilidad en estos momentos. Con el 4-4-1-1, las chances de tener una buena campaña parecen ínfimas, mientras que un 3-4-1-2 trabajado, puede dar más resultados por el tipo de jugadores con los que cuenta.

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