En un partido durísimo, la Juventus se impuso 1-0 ante el Udinese como
local. El cerrado esquema del visitante lo complicó, y recién sobre el final
Llorente marcó la diferencia.
Los
continuos empates de la Roma le siguen dando a Juventus la posibilidad de
alejarse en la cima del Calcio. Esta vez la historia fue la misma. Como viene
sucediendo desde hace un mes, el bajón notorio de los de García se acrecentó y
son cuatro empates consecutivos. Los dirigidos por Conte, por su parte, ganaron
los últimos cuatro partidos, tomaron la punta y sacaron diferencia. Hoy, en un
juego de esos que pueden ser muy valorados en un futuro.
En Il Nuovo
Stadio Della Juventus, el Udinese se paró con un planteo inesperado para el
Bianconero, que también sufrió la inoportuna lesión de su bastión en el
mediocampo, Andrea Pirlo, en el amanecer del partido. Parado en 4-2-3-1, con el
argentino Pereyra en una extraña función como mediapunta por el centro, el
visitante llevó a cabo de principio a fin su plan para este partido, aunque
sufrió en la última ante la jerarquía rival.
Los de
Udine salieron con un esquema cerrado que nunca dejó grietas. Un repliegue casi
perfecto ante las masivas llegadas juventinas. Tanto la línea de defensa como
los dos pivotes, se paraban cerca de su propia área y no dejaron nunca al líder
desarrollar a placer su juego. Al juntar las líneas, con un retroceso
comprometido, en conjunto y ordenado, no abundaron los espacios, y el local
intentó la mayoría de las veces por arriba en el primer tiempo. Allí, Llorente
era absorbido por los centrales.
La
prematura lesión de Pirlo hizo que su equipo perdiera claridad de una forma
notable. El francés Pogba ingresó por él y, si bien en sus primeros minutos se
hacía eje con permanente contacto con el balón, se fue desdibujando y terminó
desapareciendo, sin compañía en el medio. Marchisio se sumó varias veces al
ataque, no así Vidal, y no existía profundización por bandas por parte de la
Juventus. Tevez cambiaba el ritmo, fue de lo mejor, pero no tuvo compañía en la
creación de los ataques. Definitivamente, una primera etapa muy incómoda para
el dueño de casa, que nunca pudo filtrar un pase ante el cierre de espacios del
Udinese.
Una postal. Tevez estuvo muy solo en la generación |
Al segundo
tiempo, el que cambió la cara, para mejor, evolucionando en el partido, fue el
visitante. Se paró unos metros más adelante, ejerció presión –no asfixiante-
sobre Pogba y por momentos le quitó la pelota a la Vecchia Signora, que más
allá de no tener profundidad, había dominado las acciones. El volante Paul
comenzó a ser superado numéricamente, y así Udinese creó varias situaciones de
gol, con la habilidad intacta de Di Natale. En esos pasajes del juego, el
arquero Buffon fue esencial para parar pelotas claves que tenían destino de
gol, como así también lo fue en los 45 minutos iniciales, cuando Barzagli
regaló la pelota en salida y Gianluigi terminó salvando con grandes reflejos.
Las chances
se sucedían, la Juve no encontró nunca el juego colectivo que lo acerque al
objetivo. Sin ideas, se lanzó al ataque, necesitaba la victoria para empezar a
tomar ventaja en el liderazgo. Llegaba hasta el área y allí, el cierre de
espacios seguía siendo tan eficiente como elemental. El local no podía entrar.
De todas maneras, cuando se consumían los minutos, el conjunto de Conte sacó la
diferencia.
Se jugaba
el segundo minuto de descuento, pelotazo al área, Llorente pivoteó, Lichsteiner
la empalmó como pudo con su zurda, y le volvió a quedar al ex Athletic Bilbao,
que con un cabezazo la metió en el arco de Brkic, quién también había tenido un
gran nivel, tapando dos claras. Así, la Juventus se sacó de encima un partido
complicadísimo, en el que nunca se encontró a sí mismo. Con la ausencia de
Pirlo, no acertó el rumbo, aunque fue y con su jerarquía individual lo sacó
adelante. Sin duda, un encuentro con la suerte del campeón.
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