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Liberación

Portugal venció con lo justo a Suecia por 1-0 con un gol de cabeza de Cristiano Ronaldo en su única acción positiva del juego. Los lusos terminaron llevándose demasiado premio y un resultado clave de cara a la vuelta del próximo martes. 


¿Será este el click en la relación de Cristiano Ronaldo con la selección portuguesa? Gol clave a poco del final, en un juego cerrado y en un repechaje muy complicado rumbo al Mundial. Tiene todos los ingredientes para serlo; lo cierto es que ese gol del delantero del Real Madrid le da una ventaja muy importante al equipo lusitano de cara a la vuelta del próximo martes. 

En especial, porque Portugal jugó mal. Y Ronaldo, hasta el gol, había jugado incluso peor que su equipo, lo cual no era fácil. Estaba volviendo a incurrir en la versión nacional, esto es la más abúlica, la que protesta mucho e interviene poco, la que se repite en gestos de fastidio hacia sus compañeros. 

En verdad hay un problema de fondo: Ronaldo es un jugador resolutivo, determinante como pocos a lo largo de la historia en los últimos 20 metros, pero que necesita de cierta construcción de juego, aunque a veces no lo parezca. Que prefiera los espacios no niega lo anterior: Xabi Alonso y Ozil no han sido otra cosa más que abastecedores constantes de goles para el portugués y hoy Modric comienza a ejercer el mismo rol en Chamartín. 

En Portugal eso no existe. En parte porque Figo y Deco ya no están más (incluso Maniche en su juego a veces algo atolondrado) y le daban eso a Ronaldo quien aún no era lo que es hoy, pero que allá por el 2004-2006 lograba destacarse mucho más. Y en otra parte por una cuestión propia: jamás logró hacerse el líder que sí es en el Madrid o que fuera en el Manchester United. 

Ronaldo y un gran desahogo
Su juego de hoy volvía a meterse en esa dinámica global y los minutos corrían en el Estadio Da Luz. En el primer tiempo, en verdad, Suecia había hecho las cosas mejor. SIn tener la posesión de la pelota -jamás la buscó- logró a través de la presencia de Ibrahimovic (se fue diluyendo con el progresivo retroceso colectivo de los escandinavos), generar un foco de atención que liberaba los carriles para los ataques de Larsson, pero especialmente de Kacaniklic, un zurdo que complicó y mucho a Joao Pereira en la primera parte. 

Rui Patricio tuvo un par de muy felices intervenciones (no olvidar el gol que se come ante Israel en la anteúltima fecha de la zona de grupos) que evitaron un tanto sueco que hubiera cambiado el sentido general de la serie. Pero así y todo, a los de Zlatan les faltó algo de sapiencia para aprovechar la necesidad portuguesa. Kallstrom ya no es el de otrora y Elm tiene muchas limitaciones para poner algo de pausa. Además, Elmander no terminó de ser lo decisivo que prometió en el arranque.

Del otro lado, la levedad infinita de Nani, la inteligencia en el medio del desierto de Joao Moutinho y las buenas intenciones de Raul Meireles que duraron un cuarto de hora. En el complemento, de a poco Portugal fue arriando a su rival a base de centros -anunciados la mayoría- y era tan pobre el panorama que las ganas de Coentrao eran lo más destacado en el equipo de Paulo Bento. Sin embargo, de un lateral jugado rápido llegó el envío de Veloso -de correcto partido- y el anticipo de Ronaldo para el gol, para el grito que tenía atragantado, para esa liberación corporal ante su gente. Festejo que pudo haberse duplicado si su cabezazo pocos minutos más tarde no hubiera estallado en el travesaño.

Resultado bárbaro para los locales. Con espacios, Ronaldo debería ser un arma muy difícil de contener para la maciza zaga escandinava que lejos parece de ser impecable.   

Cruce de cracks

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