El Barcelona venció por 2-1 al Real Madrid con goles de Neymar y Alexis Sánchez; descontó Jesé. Los catalanes no fueron superiores y sufrieron en pasajes del complemento pero pegaron en el momento justo.
Esta nueva edición del clásico Barça-Madrid debe haber sido probablemente el menos lucido de los últimos tiempos. Tanto culés como merengues evidenciaron estar arrancando procesos nuevos; sin embargo mucho más lo evidenció (y lo padeció) el equipo del Tata Martino. Sí, pese a ser vencedores, a llevarse los tres puntos y al liderato, por largos pasajes del juego los blaugranas dieron una imagen llamativa.
Salgamos de tópicos tales como "hay que asegurar los tres puntos", "los clásicos no se juegan, se ganan" y ese tipo de perogrulladas. Hoy el Barcelona pareciera estar en una crisis de identidad; el Real Madrid bajo el mandato de Florentino Pérez jamás la tuvo, al menos desde que despidiera a Vicente del Bosque en el 2003.
Esto no es culpa de Martino ni de alguien en particular, es una degeneración que viene arrastándose desde hace por lo menos año y medio e incluso llegó a vislumbrarse el inicio en el final de la era Guardiola. Los triunfos por momentos tapan y en otros exhiben esto; hoy se dio un poco de lo segundo.
Las circunstancias fueron acomodando al Barça, le cayeron a favor. Es un juego y está contemplado que ocurran hechos inesperados. Por ejemplo, que los culés aprovecharan mejor las transiciones que el Real Madrid. En una salida rápida Neymar puso el 1-0 (ayudado por un desvío que liquidó a Diego López) y fueron los diez minutos posteriores a ese tanto lo mejor del Barça. O por lo menos el lapso en el cual jugó a lo que uno espera que juegue este equipo: se instaló decidídamente en campo rival, recuperó rápido el cuero, tuvo asociaciones con laterales altos, Busquets dejó de correr a la desesperada.
Pero se trató de una ráfaga. Perdió automatismos en diferentes sectores el equipo catalán. La salida se atasca mucho (hoy también cooperó la presión alta del Madrid), la ley del tercer hombre -un apoyo para el receptor- se ejecuta muy de vez en cuando, y la distancia entre las líneas parece mucho mayor que otrora.
Y además, Messi no está. Perdonó donde no suele fallar -era el 2-0- pero eso es lo de menos; no tiene la chispa física y le repercute en la claridad a la hora de la toma de decisiones. El descuento postrero, de hehco, llegó de una pérdida impropia de Leo.
Ahora bien, dicho todo esto, tiene un mérito enorme ganar un clásico (luego de cinco partidos sin hacerlo) así. Además de las circunstancias puntuales, rendimientos individuales posibilitaron esto. Uno, el de Iniesta, abanderado del juego culé; otro Neymar, quien jugó ágil y suelto en todo momento. También aportaría Alexis Sánchez con un golazo que no hace más que ratificar su gran 2013, como así también Busquets cada día más adaptado a actuar en circunstancias adversas. Sin emabrgo, lo de Valdés fue inconmensurable: arquero de equipo grande, evitó dos veces el empate -una a Khedira, otra a Ronaldo- en momentos decisivos.
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Alexis y un golazo memorable |
Si este indocumentado Barça ganó, es porque del otro lado el Real Madrid tiene también un mar de dudas. Hasta ahora, los blancos cayeron en los dos juegos fuertes en Liga. Hoy podrían haber tenido mejor suerte, pero el balance de Ancelotti es deficitario. Bale no encaja, Isco que partía como abanderado del juego en el mediocampo hoy vio todo el encuentro en el banco, Sergio Ramos aparece como volante central (no desentonó tampoco) y las buenas intenciones de Modric terminan diluyéndose en un planteo que no termina de cerrar.
Quizás en el campo de las declaraciones se pueda ver la luz de ventaja real que lleva Martino sobre el italiano. Sin ser duro con su equipo, el rosarino reconoció que aún le falta implicarse de manera real y profunda en el armado de su conjunto. Punto para el Tata, esta inercia residual del Pep Team tiene que cortarse en algún momento y parece tenerlo claro el argentino. Por supuesto, las victorias más que ayudar, le dan margen de maniobra al DT que aceptó haber hecho un "cambio defensivo" para conservar el resultado. Si caía un empate tras la variante hubiera sido defenestrado públicamente.
Del otro lado, forzado también por la andanada de preguntas en torno a esto, Ancelotti se refugia en el árbitro y el penal no cobrado a Ronaldo (debió ser sancionado como así también uno sobre Fàbregas minutos antes). Poco para un equipo que exhibió temores y
/o dudas propias y que creció cuando entró una referencia de área -Benzema fue suplente- y un volante con criterio en la distribución -Illara reemplazo a Ramos.
/o dudas propias y que creció cuando entró una referencia de área -Benzema fue suplente- y un volante con criterio en la distribución -Illara reemplazo a Ramos.
De todas formas, todavía estamos en octubre y hay mucho camino para recorrer, tanto en la Liga como en Champions. Quedará por ver cómo asimilan de cada lado lo que pasó hoy, aquí quizás pueda radicar la ventaja real que parece llevarle Martino a su colega italiano.
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