En el final, cuando ya se había cumplido el tiempo
adicional, el Barcelona venció al Sevilla 3 a 2 con una gran jugada de Messi y
sigue transformando todos sus partidos por victorias. Todos goles
sudamericanos en el conjunto catalán: Dani Alves, Lionel y Alexis Sánchez.
Messi hace lo que quiere, cuando y como le apetece. Minuto
93: agarra la pelota en la mitad de la cancha, se cumplen los tres minutos que
Muñiz Fernández, arbitro del encuentro había adicionado, el partido está 2-2, el Sevilla acaba de empatar en el Camp Nou y estuvo cerca de llevarse la
victoria un minuto antes. Nada de eso le importa al 10. Acelera y se mete en el
área, llega con lo justo a la línea de fondo y remata, el arquero da rebote y
Alexis Sánchez, que era un claro espectador del show del Messias, le da el
triunfo al Barcelona.
Todo parecía tranquilo en los primeros minutos, la
sensación de goleada que siempre se respira en Barcelona estaba presente. Hasta
que Beto, arquero del Sevilla, comenzó a transformarse en figura en los primeros
instantes. Todo lo que le tiraban lo despejaba. El que más intentó fue Neymar,
quien con sus desbordes enloqueció a la defensa rival, hizo amonestar a varios
y fue imparable en el primer cuarto de hora.
De a poco, la presión inicial impuesta por el equipo
de Martino se fue diluyendo y el Sevilla comenzó a acercarse, sin claridad pero
jugando en terreno local. Generaba que el Barca no pudiera hacer lo que más le
gusta: tocar y tocar en los 25 metros finales.
Lo que no sabía hasta ese momento el conjunto de
Unai Emery es que la desgracia estaba muy cerca. Minuto 14, lesión de Jordi
Alba, quien es reemplazado por Adriano. 20 minutos más tarde, el mismo Adriano
tira el centro desde la izquierda y aparece en el área Dani Alves para cabecear
la pelota a la red. Un gol con varias connotaciones: dos brasileños, los dos
laterales y dos exjugadores del Sevilla.
El Barça había encontrado el gol, pero no había
hecho grandes méritos para conseguirlo. Messi hasta el momento estaba
desaparecido, Iniesta muy intermitente, Tello, que acompañó a Lionel y a Neymar
en ataque, no participaba del juego y Xavi sin pelota es como un mar sin olas.
Por su parte el Sevilla se plantaba bien. Dos líneas de cuatro bien paradas con un gran trabajo de Vitolo por izquierda y un Rakitic, cumplidor como siempre, que se transformaba en el quinto volante a la hora de defender y en el segundo delantero al atacar, acompañando a Gameiro, solitario arriba. Así, inquietó bastante a la zaga barcelonista que comandada por Mascherano, de enorme partido, trabajó más de lo habitual.
Al finalizar el primer tiempo se fueron a los vestuarios con contradictorias sensaciones: el vencedor se sentía derrotado y el derrotado se sentía vencedor. El Sevilla le jugaba de igual a igual al Barca y no le permitía acercarse, le había quitado la pelota durante gran parte del juego y eso desesperaba al equipo azulgrana.
Para el segundo acto, los actores llevaban un guión similar, la película resultaba conformista, monótona y aburrida. Lo mejor estaba por venir. Luego de una media hora tediosa, un corner desde la izquierda encontró el anticipo de Cala, central del visitante, quien estampó el empate, pero Muñiz Fernandez vio a Cala apoyarse en Dani Alves al cabecear y anuló el gol.
El Camp Nou quedó helado, el silencio era total, se palpaba en las tribunas que el partido se podía escapar. Lo que hacía minutos parecía imposible, ya era una realidad, el empate estaba cerca. Pero Messi tenía otros planes. Arrancó desde el centro, tocó para Fabregas, que había ingresado dos minutos antes por Iniesta. Éste abrió a la izquierda para Neymar, el brasileño mandó el buscapié y el pie que encontró es el del mismo de siempre: Lionel Messi.
De estar empatados, al dos a cero en dos minutos. ¿Cómo un equipo reacciona a esto? Preguntarle al Sevilla. Porque fue al ataque, porque supo que la posibilidad de puntuar seguía intacta, porque nunca bajó los brazos. Así, rápidamente descontó a través del insaciable Rakitic faltando diez minutos para el final. Vitolo le ganó con el cuerpo a Mascherano, enganchó ante la salida de Busquets, hizo pasar de largo a Piqué (el pobre de Gerard está cada día más lento), tocó al medio y el rubio croata definió ante Víctor Valdés.
Esto animó aun más al conjunto andaluz, que siguió buscando el empate, y la constancia dio sus frutos. Minuto 90, corner para el Sevilla. Se duermen Alves y Busquets y por detrás aparece Coke para empatar el cotejo. Se había hecho justicia, el empate era el resultado más acorde a lo que ambos habían ofrecido. Todos corrían desaforados, los del Barcelona para sacar rápido del medio, los del Sevilla para celebrar, todos menos Messi. Él sabía que una le iba a quedar, y que como siempre, no la iba a desaprovechar, porque pase lo que pase, Messi decide el resultado.
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