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Los cracks del futuro: Antonio Sanabria Ayala

Barcelona, cuna de cracks, cuenta en sus filas con un joven paraguayo que está causando sensación en Cataluña y en su país natal. He aquí la historia de una gran promesa, que cada día es más realidad; incluso ya debutó para su Selección con apenas 17 años.


Como todo joven al que se le augura un mágico futuro en el Barcelona, la comparación con Lionel Messi es inevitable. La ilusión de que otro caso similar surja es una constante en el mundo del fútbol. Haciendo caso omiso a esto, Antonio Sanabria se dedica a lo mejor que sabe hacer: empujar la pelota a la red.

Muchacho de pocas palabras, un pie derecho mágico es el que genera todas sus expresiones. Con solo 17 años, este delantero de área tiene el gol entre ceja y ceja y es exquisito a la hora de definir. Actualmente alterna entre el juvenil A de Barcelona y el Barcelona B, filial del primer equipo y que se ubica en la Segunda División del fútbol español, aunque en varias oportunidades ya entrenó con Xavi, Iniesta y compañía. ¿Pero como llegó Toni a La Masía?


Toni se está formando en La Masía
El haber nacido en un hogar humilde hizo que un niño de 11 años debiera emigrar junto a su familia en 2007 a otro país. Primero fue su madre, Shirley Ayala, la que se alejó de sus seres queridos, para que luego su marido y sus hijos la siguieran. Así fue que Antonio Sanabria abandonó Paraguay junto a sus padres y sus hermanos menores a Europa en busca de un mejor presente y un futuro más prometedor.

Dejar su casa de toda la vida fue duro para él, como seguramente lo hubiera sido para cualquier chico el tener que distanciarse de sus amigos de la infancia. San Lorenzo, la ciudad que lo vio partir, es la tercera en población en Paraguay por detrás de Asunción y Ciudad del Este. Sin llegar a los 500 mil habitantes es conocida como la ciudad universitaria por la gran cantidad de facultades que posee. Pero lo de Toni no era el estudio, no eran las letras ni los números, lo suyo era el fútbol.

Su amor con la pelota comenzó en el club San Toñito. Allí, llamó la atención de ojeadores de Cerro Porteño, equipo de los más grandes de su país, con el que se formó como jugador durante tres años ganando numerosos títulos y donde comenzó su sueño de poder llegar a ser un futbolista profesional. Aspiración que sintió frustrada al partir al viejo continente.

Esa sensación de que su mayor anhelo había acabado se terminó cuando al llegar a Barcelona se reencontró con un primo que llevaba un tiempo allí y que formaba parte de un reconocido club formador de jugadores: el Blanca Subur de Sitges. Así, ingresó al equipo, se ubicó como delantero centro y demostró su olfato goleador al marcar 70 goles en la temporada. Esto llamó la atención de los clubes grandes de Europa, quienes rápidamente quisieron contar con sus servicios. El primero en golpear su puerta fue el Real Madrid, quien llegó a tener todo acordado con el jugador y su familia, pero el Barcelona se interpuso en el camino y se lo llevó a la Masía. Algo similar a lo que ocurrió con un tal Alfredo Di Stéfano hace 60 años, pero al revés.   

Llegó al Barça en 2009 y a los tres años ya fue convocado por Tito Vilanova para entrenar con el primer equipo debido a que la mayoría de las figuras se encontraban en sus respectivas selecciones. De ahí en más, la carrera de Sanabria avanzó a una velocidad incesante.  



En este 2013 fue convocado por Paraguay para participar del Sudamericano sub 17, donde marcó seis goles en nueve partidos, uno especialmente bello frente a la Argentina en la victoria 3 a 1 donde se anotó dos veces en el marcador.

Además, formó parte del seleccionado guaraní en el mundial sub 20 y cumplió el sueño de jugar para la mayor, siendo convocado por Victor Genes para un amistoso frente a Alemania, y transformándose así en el segundo futbolista más joven en debutar con la albirroja. Esta fue una gran maniobra del nuevo técnico, que de esta manera consiguió  asegurarse a su joya y evitar que España se entrometiera en el camino para siempre.

En solo cuatro meses pasó de ser un desconocido a una estrella en Paraguay y si su carrera sigue creciendo a este ritmo, no sería descabellado imaginar un futuro con niños deambulando por la calles de Asunción, y por qué no del mundo entero, con el nombre de Sanabria en sus espaldas e imitándolo, como alguna vez Toni lo hizo con el brasileño Ronaldo, su máximo ídolo de la infancia.

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