En la primera fecha de la Premier
League, Aston Villa aprovechó las licencias otorgadas y derrotó 3-1 al Arsenal
en el Emirates, con dos goles de penal de Benteke y uno del español Antonio
Luna. Giroud abrió el marcador para el Arsenal.
En el debut, Wenger hizo una
jugada arriesgada, pero obligada, con Arteta lesionado, paró en el medio a
Wilshere, acompañado de Ramsey y Rosicky, sin un mediocentro natural, el equipo
afrontaba el encuentro. En el comienzo no tuvo mayores problemas, el balón
estaba en su poder y se notaba fluido, Rosicky flotaba, mientras que Ramsey
hacía el trabajo sucio; Wilshere lucía espléndido. Se notaban confiados, tanto
así, que de una salida limpia de Jack desde su propio arco, la movilidad de
Tomas, el desborde de Chamberlain y la definición de Giroud, los locales tomaban
la ventaja.
Pero los fantasmas aparecieron,
algo cada vez más común en el Emirates, Arsenal no apretó y el Villa se soltó, Agbonlahor
se paseó por toda la cancha, y la ausencia de Arteta se hizo evidente, Szczesny
cometió un penal; Benteke definió en dos oportunidades.
Y a remarla, como en la temporada
pasada y la antepasada y la anterior, contra la corriente. El Villa pegó y
Arsenal cayó en su juego, se estrelló contra el muro y no lo rodeo. Y para
sumarle, la lesión de Gibbs y el ingreso de Jenkinson, Sagna tuvo que jugar con
el perfil cambiado.
Wenger sacó a Chamberlain y metió
a Cazorla que jugó en la izquierda, nunca desbordó y de una pelota perdida de
sus pies nació el segundo penal, esta vez cometido por Koscielny, y otra vez
convertido por Benteke.
El nervio se apoderó, el equipo
se desordenó, Arséne no mostró reacción. Los jugadores en la cancha tampoco,
más allá del buen partido de Rosicky que elaboró varias jugadas pero que no
supo definir con la tranquilidad necesaria, otro mal ya muy reconocido en los ‘Gunners’.
Pero faltaba más, una expulsión, Koscielny recibió doble tarjeta amarilla. Los
de Lambert siguieron pegando pero tenían más licencia.
En un partido Arsenal reunió
todos los problemas que lo aquejaban la temporada pasada: árbitros, expulsiones,
falta de definición, lesiones, manejo del resultado y claro, la suerte. El
panorama no fue muy alentador y a pesar de las ganas, los errores son los
mismos. La hinchada pide refuerzos a gritos y con motivos, Arteta sigue siendo
el único mediocentro en la plantilla, Szczesny sigue dejando dudas en el arco,
Sagna se lesiona y su reemplazante es Jenkinson, un chico con buenas
intenciones, pero sólo eso; el único refuerzo es Sanogo, un delantero que habrá
que esperar porque es muy joven aún, y aunque Walcott y Chamberlain sean buenos
jugadores, no son los líderes que el hincha espera que saquen un partido
complicado adelante.
El Arsenal suma errores y cada partido aparece uno nuevo, el hincha ya no se puede escudar solo en el juego ‘lindo’ y es ahora esencial alguien que entre y revolucione todo esto. Los de Wenger siguen luchando contra la corriente, pero no podrán solos.
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