El Galo dio vuelta la serie y se quedó por primera vez en su historia con la Copa Libertadores. Olimpia desperdició opciones clarísimas y terminó cayendo en los penales. Ronaldinho sumó un título más a su enrome vitrina de logros.
La historia de este Atlético Mineiro campeón de la Copa Libertadores se escribe de más a menos. Sacó rápido chapa de candidato, con esas dos goleadas ante Arsenal. Luego la ratificó ante Sao Pualo (que hoy pena en el Brasileirao) en octavos. Sin embargo, desde allí en adelante, el Galo fue siendo cada vez menos equipo. Hoy derrotó a Olimpia, al igual que lo hiciera ante Newell's, desde los doce pasos.
Por supuesto, el peso de la historia iba sumando lastre. No era solo la valía de los rivales la que iba haciendo que serie tras serie las cosas fueran más complicadas para Ronaldinho y compañía, es que además caragaban la cruz de club perdedor. Algo así como lo que tuviera que soportar el plantel corinthiano el año anterior, pero con menos relieve nacional, incluso.
Las chicas del Decano se quedaron con las ganas... |
Los guiños del destino fueron en líneas generales para Atlético. Si bien alguno podrá citar los dos tiros en los palos que estrelló el Galo en el Mineirao hoy, no hay jugada más clara en el juego de este miércoles que la que Juan Carlos Ferreyra desperdicia sin arquero. Sí hubo una la semana pasada, pero fue Fredy Bareiro en aquella oportunidad quien la lanzó desviada también con Victor vencido.
Hoy el golero brasilero tuvo una buena tapada ante Alejandro Silva, algún buen achique (como ante Salgueiro en el segundo tiempo) y la salvada nuevamente ante Bareiro en una jugada muy clara en el primer tiempo. Sin embargo, el traje de héroe -que también se probó Martín Silva a lo largo del complemento- se lo calzó de manera decisiva ante Miranda en el primer penal de la definición.
¿Cómo se había llegado a esa instancia? Atlético salió a presionar de arranque. Sin embargo, Ever Almeida leyó bien el juego de antemano. Como volvía Bernard, dispuso que Mazzacotte fuera enviado a cubrir la banda derecha. Menos metros libres para el rubio extremo; Ronaldinho nuevamente padeció al tándem Aranda-Pittoni y cuando se podía, el Decano salía de contra.
El Galo evidenció su fragilidad, pero menos que en el Defensores del Chaco. Así y todo Olimpia contó con cuatro jugadas claras que hubieran definido la serie y la Copa a su favor. De esas chances que no pueden desperdiciarse en una instancia así.
Los locales solo persistían con opciones por la jerarquía de algunos futbolistas. Y porque cuando arrancó el complemento una pifia de Pittoni le dejó el gol a Jo quien puso el 1-0. Igualito al gol que condenó a Newell's por el mal rechazo. La carencia del nuevo campeón de América nunca fue tan clara como en los siguientes minutos.
Victor volvió a ser clave |
No hubo asociaciones, nadie dobló por banda. Ronaldinho no se rebeló. Simplemente envíos frontales para Jo. Algún remate de Josue, y más centros cruzados. Ferreyra jamás olvidará esa acción en la que ya había eludido a Victor y por acomodarse de más terminó resbalándose y echando a perder el gol de la gloria. Un minuto después Manzur fue expulsado y al rato Leonardo Silva igualó todo de cabeza.
En el alargue nada cambió. Bernard estaba en una pierna y los penales llegaron sin que ninguno muestre mucho para ganarlo, pese a que ópticamente el Mineiro parecía dominar. Ronaldinho levitó toda la final y con su escaso peso los brasileros sufrieron en demasía.
Desde los doce pasos el Galo fue más certero. Miranda pateó muy mal el primero y lo atajó Victor. Matías Giménez el último y así el Atlético Mineiro rompió el maleficio y se consagró. Ronaldinho está muy feliz, es el séptimo jugador en lograr Champions y Libertadores. Mientras tanto los brasileros se llevan la cuarta copa consecutiva, el último en ganarla que no fue de aquel país precisamente celebró en el Mineirao: el Estudiantes de Sabella.
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