Imposible no volver a aquella tarde-noche de septiembre del 93 antes de cada Argentina-Colombia en el Monumental. Pocas veces en la historia, la Albiceleste fue tan vapuleada. El día en que Freddy Rincón fue imparable y en que el Pibe Valderrama se movió como en el patio de su casa. El juego que activó el regreso de Diego a la Selección.
Yo ya veía fútbol. Como podía hacerlo un chico que recién va tomando consciencia de un montón de situaciones pero que tenía en su memoria ya el Mundial de 1990 -con apenas tres años- y la, en ese entonces, reciente Copa América del 93, cuando Argentina se consagró bicampeón continental.
La Selección era todo. Repasemos: campeones en 1986, subcampeones en 1990 y dos Copas América, además de un invicto larguísimo con el entrenador en el cargo. No existían críticas ni matices, Argentina era para uno el mejor equipo del mundo o al menos el segundo luego de Alemania. A esa edad, lo que se dictamina en el Mundial es indiscutible.
Esas Eliminatorias de todas formas ya no marchaban tan bien. El comienzo había sido promisorio, aún recuerdo la corajeada de Redondo (de pie, señores) en Asunción para un triunfo clave ante Paraguay. Tras dos juegos, el equipo era imparable pero en Barranquilla todo empezó a cambiar. Colombia ganó por 2-1 y el invicto de Basile en su cargo se cortó.
Un triunfo corto ante Perú era clave para llegar a la quinta fecha ante Paraguay como local con la chance de vencer a la Albirroja para sellar, como mínimo, el pasaje al repechaje. Un 0-0 dejaba todo para la última jornada; definición ante la Colombia de Pacho Maturana, equipo en ascenso y que ya en su casa había ridiculizado por momentos a la Selección.
Muy noventoso el clima, por no decir menemista. Un triunfalismo insoportable, insuflado desde todos los sectores y en especial por la prensa, llevó a todo el mundo a pensar que el juego iba a terminar con triunfo argentino a pesar de lo que había pasado unas semanas antes en Colombia; recordemos que las Eliminatorias eran cortas y en la otra zona se clasificarían Brasil y Bolivia.
Más allá del inicio positivo del equipo argentino (Óscar Córdoba tapó algunas pelotas claves), el recuerdo negro comienza desde el primer gol colombiano. Seguramente no fue el mejor jugador de esa excepcional generación de futbolistas colombianos, sin embargo, en el imaginario argentino ese día se inscribiría un nombre que fue durante años sinónimo de pesadillas: Freddy Rincón. Imparable por la derecha, ese día hizo lo que quiso con un equipo que en el segundo tiempo fue una sombra.
No quedó claro el mensaje |
Pasaban los minutos y así como Colombia se agrandaba, Argentina pedía que se terminara el encuentro. Los goles no paraban de caer; algunos más lindos, otro tras un rebote desafortunado, casi todos con el horror defensivo como signo inequívoco. Para colmo, en la platea estaba Diego y la gente atronó con el canto de "Maradoooo, Maradoooo", que fuera también un síntoma de hastío en la etapa posterior al retiro del 10 de la Selección.
Uno no tomaba conciencia de lo que significaba que Argentina estuvo cerca de quedar fuera del Mundial (gracias, Perú), pero sí sentía en el ambiente que lo que había pasado no era normal y era duro. No se oían ruidos en la calle. Los primeros canales de cable no salían de su asombro; incluso en el recordado Ritmo de la Noche de Marcelo Tinelli, el tema de aquel domingo fue el 0-5.
Volviendo a ver las imágenes, el "ole" que bajaba antes el toqueteo colombiano es durísimo, como así también ver el final del ciclo de Goycochea -pese a que luego fuera al Mundial 94- como arquero titular de la Selección. Llegaría luego, en el programa de Bernardo Neustadt (!), el "Te comiste todos los amagues, pibe" de Sanfilippo para el Goyco y la llegada salavadora de Carlos Bilardo para que el golero reaccione.
Volvería el Diego y Argentina se metería por la ventana al Mundial del 94. La historia de aquel cuadrazo de Colombia es conocida; nunca volvería a repetir una actuación como la de aquella noche. Córdoba, Herrera, Perea, Mendoza, Pérez; Álvarez, Gómez, Rincón Valderrama (qué mediocampo); Asprilla y Valencia, los héroes cafeteros. Valenciano, De Avila, Lozano, Aristizabal, Serna y el recordado Andrés Escobar también formaron parte del proceso liderado por Pacho Maturana.
En mi memoria, en los últimos 20 años, solo dos hechos tuvieron tanto impacto a nivel Selección como aquella catástrofe que fue el 0-5. La más reciente, la eliminación en primera ronda en Japón-Corea en el 2002, cuando aquel equipo había sido imparable en las Eliminatorias. La segunda, y la más dolorosa, fue poco tiempo después de aquel triunfo colombiano. Llegó en el Mundial de Estados Unidos, el día que se conoció la noticia del doping positivo de Maradona, cuando le "cortaron las piernas". Argentina seguía en carrera, pero la piña fue directa al mentón.
El 0-5 quedará en la memoria de todos los que vimos aquel partido y ya es parte de la historia del fútbol sudamericano y mundial. Pocas veces un equipo argentino fue humillado de esa manera en su casa; pocas veces se vio a su gente tan golpeada.
El 0-5 quedará en la memoria de todos los que vimos aquel partido y ya es parte de la historia del fútbol sudamericano y mundial. Pocas veces un equipo argentino fue humillado de esa manera en su casa; pocas veces se vio a su gente tan golpeada.
"la llegada salavadora de Carlos Bilardo para que el golero reaccione."
ResponderEliminarJamás pensé leer algo así de vos.
El resto ... tengo la misma edad. Los mismos recuerdos