El Bayern Munich se paseó por el Camp Nou y goleó 3-0 al Barcelona. Ratificó la superioridad que había evidenciado en Alemania y mantuvo su sistema pese a ser visitante. Los catalanes sin Messi se mostraron estériles ante un equipo que apenas perdió un juego en toda la temporada.
La idea de que esta serie podía tener una remontada era propio de ilusos o de aquellos que viven ajenos a la realidad. Pero si cabía algún resquicio para el milagro, el mismo fue sepultado cuando se supo que Lionel Messi no sería de la partida. El Bayern Munich ya estaba en la final y aún no había jugado los 90 minutos finales.
La idea de que esta serie podía tener una remontada era propio de ilusos o de aquellos que viven ajenos a la realidad. Pero si cabía algún resquicio para el milagro, el mismo fue sepultado cuando se supo que Lionel Messi no sería de la partida. El Bayern Munich ya estaba en la final y aún no había jugado los 90 minutos finales.
En otro momento, hubiera sido diferente; la presencia o no del rosarino tenía importancia, pero no era crucial. En este Barcelona apocado, la ausencia de su figura es un handicap enorme. Pero más allá de la (no) posibilidad de que los catalanes llegaran a Wembley, había un partido por jugar, en el cual, cabía la duda de ver cómo lo plantearían ambos equipos y saber si los de Vilanova podían doblegar en el Camp Nou a sus vencedores de hace 8 días.
La primera cuestión se saldó rápidamente; el Bayern, fiel a su estilo, salió a presionar bien arriba incomodando el traslado hacia la zona de Xavi e Iniesta y dejando que fuera Bartra el que avanzara sin presión; el juvenil era más propenso al error y así entregó muchas pelotas a los rivales. Las triangulaciones entre Alaba, Schweinsteiger (la figura de la serie) y Ribery eran un martirio para Dani Alves que siempre quedaba en inferioridad numérica; la amenaza de un cambio de frente hacia Robben era latente.
Sin Messi, Vilanova tomó decisiones erróneas. La presencia de Villa es absolutamente injustificada; el Guaje es uno de los que tiene la puerta de salida del Camp Nou como destino más probable a final de temporada. Su juego de hoy estuvo a tono con lo que realizó en sus últimos enfrentamientos ante equipos de esta talla. Por otro lado, Pedro jugando en la banda izquierda pierde profundidad, Cesc fue muy leve y el local terminó extrañando los desbordes de Tello o las diagonales de Alexis Sánchez, en el peor momento del Barcelona, el chileno mostró detalles que ninguno había hecho antes en el ataque blaugrana.
Pero más allá de variantes, nombres o esquemas, hubo un factor psicológico innegable; al baile de Munich se le sumó la ausencia de Messi terminó por liquidar anímicamente al Barcelona. Una muestra: nadie encaraba; ninguno de sus jugadores, sin convicción y con mayor miedo a la pérdida y a la salida rápida que ansias por desbordar a sus rivales.
Los bávaros eran lo opuesto. Se movieron en el Camp Nou a sus anchas como casi nadie logró en este tiempo, ni siquiera el Real Madrid en sus mejores noches. El tándem Martínez -Schweini fue el gran secreto de la serie para Heynckes y compañía. Los de Vilanova tuvieron un ratito de superioridad en los últimos 20 del primer tiempo, aunque sin lastimar a Neuer. Un disparo de Pedro y una acción clara con Xavi en el área rival fueron casi lo único de los catalanes en la noche barcelonesa.
De una serie de errores infantiles llegó el primer tanto del Bayern en el complemento. Song (de lo más rescatable) hizo una falta innecesaria; Valdés capturó el centro pero sacó apurado y mal, en la contra y con la defensa saliendo mal parada, Robben terminó por encarar y clavarla bien arriba. Piqué no puedo evitar con un cruce salvador lo que sí había hecho en la primera parte. El central que había hecho un buen juego terminó por ser responsable en el segundo tanto (lo hizo él en contra) y en el tercero de Müller.
Tanto paño tuvo de sobra el Bayern Munich, que ganaba 7-0 en el global, que pudo Heynckes retirar del campo a su doble pivote central y a Lahm, todos ellos al límite con las tarjetas amarillas.
Dijimos la semana que había cambiado el cetro, que el Bayern Munich parece hoy por hoy el mejor equipo del mundo, sensación que deberá refrendar en Wembley ante el Borussia Dortmund, su perseguidor en la Bundesliga ya sentenciada. Sin embargo, no hablamos de fin de ciclo del Barcelona. No sólo porque está camino de ganar una Liga con un margen amplio, sino porque aún conserva valores futbolísticos que permiten creer que el año siguiente pueda revitalizarse. Deberá sí, volver sobre algunas bases que hicieron de este equipo algo enorme y que poco a poco lo fue perdiendo en el camino, en especial en este segundo semestre de la temporada.
Para el Bayern lo mejor está por venir. No sólo porque tiene una final de Europa por jugar, además de la final de la copa alemana, sino porque más allá de los resultados, futbolísitcamente, el Bayern puede crecer y tendrá en el banco la próxima temporada a un entrenador ideal para que un conjunto que está cerca de ganar todo siga buscando nuevos objetivos.
Sin Messi, Vilanova tomó decisiones erróneas. La presencia de Villa es absolutamente injustificada; el Guaje es uno de los que tiene la puerta de salida del Camp Nou como destino más probable a final de temporada. Su juego de hoy estuvo a tono con lo que realizó en sus últimos enfrentamientos ante equipos de esta talla. Por otro lado, Pedro jugando en la banda izquierda pierde profundidad, Cesc fue muy leve y el local terminó extrañando los desbordes de Tello o las diagonales de Alexis Sánchez, en el peor momento del Barcelona, el chileno mostró detalles que ninguno había hecho antes en el ataque blaugrana.
Villa, ausente |
Pero más allá de variantes, nombres o esquemas, hubo un factor psicológico innegable; al baile de Munich se le sumó la ausencia de Messi terminó por liquidar anímicamente al Barcelona. Una muestra: nadie encaraba; ninguno de sus jugadores, sin convicción y con mayor miedo a la pérdida y a la salida rápida que ansias por desbordar a sus rivales.
Los bávaros eran lo opuesto. Se movieron en el Camp Nou a sus anchas como casi nadie logró en este tiempo, ni siquiera el Real Madrid en sus mejores noches. El tándem Martínez -Schweini fue el gran secreto de la serie para Heynckes y compañía. Los de Vilanova tuvieron un ratito de superioridad en los últimos 20 del primer tiempo, aunque sin lastimar a Neuer. Un disparo de Pedro y una acción clara con Xavi en el área rival fueron casi lo único de los catalanes en la noche barcelonesa.
De una serie de errores infantiles llegó el primer tanto del Bayern en el complemento. Song (de lo más rescatable) hizo una falta innecesaria; Valdés capturó el centro pero sacó apurado y mal, en la contra y con la defensa saliendo mal parada, Robben terminó por encarar y clavarla bien arriba. Piqué no puedo evitar con un cruce salvador lo que sí había hecho en la primera parte. El central que había hecho un buen juego terminó por ser responsable en el segundo tanto (lo hizo él en contra) y en el tercero de Müller.
Tanto paño tuvo de sobra el Bayern Munich, que ganaba 7-0 en el global, que pudo Heynckes retirar del campo a su doble pivote central y a Lahm, todos ellos al límite con las tarjetas amarillas.
Camino a Wembley |
Dijimos la semana que había cambiado el cetro, que el Bayern Munich parece hoy por hoy el mejor equipo del mundo, sensación que deberá refrendar en Wembley ante el Borussia Dortmund, su perseguidor en la Bundesliga ya sentenciada. Sin embargo, no hablamos de fin de ciclo del Barcelona. No sólo porque está camino de ganar una Liga con un margen amplio, sino porque aún conserva valores futbolísticos que permiten creer que el año siguiente pueda revitalizarse. Deberá sí, volver sobre algunas bases que hicieron de este equipo algo enorme y que poco a poco lo fue perdiendo en el camino, en especial en este segundo semestre de la temporada.
Para el Bayern lo mejor está por venir. No sólo porque tiene una final de Europa por jugar, además de la final de la copa alemana, sino porque más allá de los resultados, futbolísitcamente, el Bayern puede crecer y tendrá en el banco la próxima temporada a un entrenador ideal para que un conjunto que está cerca de ganar todo siga buscando nuevos objetivos.
Es el momento para agradecer al Barcelona por ese fútbol solidario, inteligente, bello, que tanto disfruté. No quiero que un resultado me impida ver un proyecto integral, una filosofía de juego, una ideología con la cual me identifico.
ResponderEliminarMuy buen artículo.