La magra actuación del Seleccionado Sub 20 es otro síntoma, pero no fue el primero. Años de desmanejo en todos los níveles llevan a este presente. Un cóctel del que ningún sector se salva: dirigentes, entrenadores, futbolistas, periodistas y el público. ¿Hay solución?
Fue un proceso lento, paulatino, casi imperceptible. Nos fuimos acostumbrando a todo, cada vez a cosas menos tolerables, pero entre el “todo pasa”, el “aguante” y el "saque si quiere ganar", el fútbol argentino, de a poco, se fue muriendo. Hoy ya está, lo podemos afirmar, con dolor, pero también con certeza.
El hincha se ha contentado también con las miserias. No exige, toleró que lo pisotearan dirigentes, barras, policía, hasta jugadores. Hoy, va a la cancha a sufrir, no a disfrutar y muchos sólo están pendientes de una tabla de posiciones. Podrían no ver los 90 minutos de juego (a veces sería mucho mejor) y ver sólo el diario al día siguiente. Se sacaron la pelota de la cabeza y se introdujeron una calculadora.
Fue un proceso lento, paulatino, casi imperceptible. Nos fuimos acostumbrando a todo, cada vez a cosas menos tolerables, pero entre el “todo pasa”, el “aguante” y el "saque si quiere ganar", el fútbol argentino, de a poco, se fue muriendo. Hoy ya está, lo podemos afirmar, con dolor, pero también con certeza.
Esta acta
de defunción viene a colación del paupérrimo Sudamericano que está realizando
el seleccionado Sub 20, pero la actuación de los pibes es a la vez un
catalizador y un síntoma, una muestra más. Lejos están de ser responsables; por
el contrario algunos de ellos tienen un futuro importante.
Sin
embargo, las magras actuaciones de los equipos juveniles son uno de los puntos
que saltan a la vista. Y no es que no se le pudieran hacer críticas al ciclo
Pekerman-Tocalli, nada que ver. Pero el desmanejo que se vive en esta área
desde el 2007 para acá da cuenta de que a la AFA ya no le importa la competencia en sí.
Por el
contrario, su preocupación principal es la facturación y de ahí que los
seleccionados (en todas las categorías) se hayan convertido en una corte de
amigos, allegados y gente del riñón. Con la aparición de Messi, los números de
la marca Argentina se dispararon y así los cortesanos de la calle Viamonte se mantienen tranquilos.
Por
supuesto, el responsable número uno es Julio Humberto Grondona. Clarito. Líder
de la gerontocracia que maneja los destinos del fútbol argentino, quien
asumiera en AFA en 1979 (!) hace y deshace a su antojo y el resto de los
dirigentes, de rodillas (por incapacidad, comodidad o temor), jamás se
apartarán de lo que dicte Don Julio.
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Grondona junto a Jorge Rafael Videla. |
Ahora bien,
si vamos a pensar en los seleccionados, quien le sigue es Carlos Salvador
Bilardo, director de Selecciones Nacionales. Sí; insólito que este tipo aún
siga en su cargo. Y no lo digo porque cada vez que habla dice incoherencias (a
punto tal que no estaría de más preguntarse por su estado psíquico), no. Sino
porque llegó a su cargo con Diego Maradona a finales del 2008 y prometió que se
iría con él, cuando termine su paso por la albiceleste.
No sólo no
se fue cuando a Maradona lo invitaron a irse tras el Mundial de Sudáfrica, sino
que también atravesó otro período más: el infame ciclo Batista. Sólo con ver
esos dos entrenadores (sin calificación alguna para el cargo, pero sobretodo,
sin antecedentes) el estado de situación queda reflejado. Este Sudamericano Sub
20 tiene cada vez más semejanzas con la Copa
América del 2011, esa en la que como locales, Argentina sólo
superó al Sub 20 de Costa Rica…
Los méritos
y el trabajo no son la vara para la elección de proyectos. Claro, si los que
deciden (como Humbertito Grondona, el hijo del Jefe, Subdirector de Selecciones Nacionales y además entrenador de la Sub 17) no llegan de esa manera,
porqué deberían de tomar esos parámetros. Batista, Perazzo y Trobbiani han sido
los últimos entrenadores en el Sub 20, todos ellos con un par de denominadores
comunes: pésimos resultados y equipos sin ninguna idea colectiva de juego.
Sin
embargo, esta versión fue un paso más allá. Siendo justos, de todas maneras, hay
que decir que los primeros síntomas peligrosos comenzaron en el final del ciclo
Tocalli. Más allá del título en Canadá, el Sudamericano costó horrores y la clasificación a los Juegos Olímpicos de Beijing fue milagrosa. Pero con la
llegada de Batista todo se potenció.
El Sudamericano
de Venezuela vio al equipo argentino fuera del Mundial de Egipto, por primera
vez en décadas. El del 2011 tuvo un rendimiento pobre en general; volvió a ver
como otros festejaban y no pudo obtener el boleto a Londres 2012. En esta
oportunidad, todo parece indicar que el equipo no llegará a la fase final a la
cual acceden el 60% de los equipos del continente.
Uno de los
grandes versos del fútbol mundial hoy por hoy es que todo es más difícil porque
se ha emparejado. Es innegable que hubo un crecimiento importante de muchísimas
selecciones y equipos, pero en el caso argentino lo que se dio es una involución.
Cuando un equipo con potencial trabaja, marca diferencias (como el caso
español). El Barcelona y el Real Madrid –por citar dos casos famosos- marcan
dos modelos de juego muy exitosos y diferentes; ninguno es tomado como modelo.
No hay modelo.
El problema
no es el resultado, no es no ganar títulos, sino la ausencia de identidad de
juego, de estilo, de técnica. Cada vez más los equipos argentinos (incluimos en
estos a los clubes) no saben a qué juegan y presentan en sus filas jugadores
sin técnica individual. Vean partidos del fútbol argentino y observarán
jugadores que se perfilan mal para recibir, muy pocos utilizan el control para
orientarse la segunda jugada, son excepciones los que entienden
conceptualmente el desarrollo del partido y futbolistas que manejen ambos perfiles son raras
avis.
Por eso,
cuando aparece algún equipo ordenado, con buenas piezas, manda. Lo fue en algún
tramo Boca hace unos años. Lo es Vélez ahora, supo serlo Estudiantes de la mano
de Verón y su impronta. Y en el mismo lodo, todos manoseados, como dijera Enrique Santos Discepolo.
Pero la afirmación
de que el fútbol argentino se murió va, incluso, más allá del juego, de las
selecciones. Alcanza a todos los niveles y he de ahí que sea difícil la solución.
Hablamos de los jugadores, los dirigentes, los entrenadores (muchos de ellos
señores que trabajan poco, saben menos y se llevan suculentos sueldos mes tras
mes). Pasemos a dos actores periféricos pero que tienen su espacio: periodistas
e hinchas.
Repasen
diarios, televisión y radios en las últimas horas. ¿Puede ser que la noticia más
importante sea si Boca juega de púrpura, azul amarillo, verde o fucsia? El
nepotismo y la preferencia por el tipo sumiso en este ámbito son tan habituales
como en el mundo AFA. Un porcentaje alto del mundillo del periodismo deportivo
argentino es incapaz de hablar con criterio de este juego. Eso sí, están al
tanto de escándalos, romances berretas y otras yerbas.
Muchos
están anclados en una discusión que hace décadas no le aporta nada nuevo al fútbol
argentino, otros pareciera que en su vida jugaron a este deporte y hay muchos
otros que ni siquiera se informan. Así, el facilismo es explicar la derrota del
juvenil “porque hay muchos jugadores ofensivos” y no preguntarse porqué un
equipo con dos jugadores más que su rival no pudo al menos igualar (ante Chile). Es ese
mismo periodismo deportivo el que se masturba con equipos que hacen de la
pelota parada un mundo y que luego van a competencias internacionales y se van
goleados. Así nos va.
Pasemos al
hincha. No ya al barra (muchas veces saludado por el hincha, o idolatrado; Rafa
Di Zeo firmaba autógrafos en sus visitas a hospitales con Palermo e Ibarra),
sino al aficionado del fútbol. El viernes, los pibes del Sub 20 se fueron puteados;
muchos de los que proferían los insultos eran incluso más chicos que los
jugadores. El argumento esgrimido era falta de actitud…sí, el mismo en el que
se basaron los comentaristas del match por televisión. Jamás pensar en que no
había movilidad, que faltaba juego asociado, que la distancia entre volantes y
defensores era demasiada. Ni que decir de la carencia de laterales.
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El "3" de la Selección |
El hincha se ha contentado también con las miserias. No exige, toleró que lo pisotearan dirigentes, barras, policía, hasta jugadores. Hoy, va a la cancha a sufrir, no a disfrutar y muchos sólo están pendientes de una tabla de posiciones. Podrían no ver los 90 minutos de juego (a veces sería mucho mejor) y ver sólo el diario al día siguiente. Se sacaron la pelota de la cabeza y se introdujeron una calculadora.
Y en el
medio de todo esto siguen saliendo talentos. Porque eso –por ahora- parece
inalterable. Pero con este combo, se hace muy difícil no pensar en qué hubiera
sido de Lionel Messi si hubiera crecido en este entorno. ¿Lo hubieran dotado de
conceptos de juego similares? ¿Le hubieran tolerado tantas lesiones en sus
comienzos? ¿No lo hubieran tildado de pechofrío? Si le recriminaban que nocantaba el himno…
Volvamos al
juvenil. Más allá de las intenciones de Manuel Lanzini, carece de un enganche
natural y las miradas apuntan a Leandro Paredes, la prolífica promesa de Boca. Cuentan
algunos cerca del seleccionado que el futbolista fue descartado por sus
comportamientos extrafutbolísticos, para cuidar al grupo. Muchachos, es un
seleccionado juvenil, un espacio formativo, qué mejor etapa para modificar estos aspectos (si es que
existieran) que esta. Queda expuesta la concepción de este cuerpo técnico con
este ejemplo. Es lógico, la solución tras los dos primeros juegos fue cambiar de vestuario y banco de suplentes, para cambiar la suerte. Al menos ante Bolivia se llegó a la igualdad...
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Argentina puede llegar a irse sin victorias del torneo |
El fútbol
argentino debe reinventarse de pies a cabeza. En todos sus órdenes. Y si vamos
a hablar de seleccionados hay muchos modelos para copiar, imitar o seguir el
ejemplo. Uno de ellos es España, equipo que hace diez años no tenía peso alguno,
hoy es ejemplo de identidad colectiva en
todos los niveles. Puede irle bien (como fue moneda corriente) o mal (Juegos Olímpicos),
pero hay una idea respaldada por gente capacitada.
Bajando a
tierras americanas, los avances que se dieron en selecciones como México,
Estados Unidos o Venezuela (sí, hablo tomar aspectos de la selección de fútbol de
Venezuela, equipo que desde finales de los noventa para acá no para de
evolucionar) son destacables. En puntos más exóticos, Japón puede ser otro caso
paradigmático.
En cuanto a
lo dirigencial, es una incógnita. Sólo la salida de escena de Grondona (hoy por
hoy, el único camino parece ser el natural) puede reconfigurar al fútbol argentino. Y
así y todo, el panorama no es alentador per se. Las camadas jóvenes de
dirigentes, con el espaldarazo que puede significar el aporte de Juan Sebastián
Verón tienen un desafío por delante; resucitar al fútbol argentino. La tarea no
será sencilla.
Coincido con todo, exceptuando que Verón pueda aportar algo constructivo a nuestro fútbol.
ResponderEliminarSí, no es algo de lo que esté híper convencido. Es simplemente una idea. Se verá. Saludos!
EliminarMui, mui bueno todo. Analisis precisa y dura. Como corresponde.
ResponderEliminarEspectacular! noton!
ResponderEliminarSeñor, me pongo de pie, no se te escapó nada
ResponderEliminarDieguito, como siempre un lujo leerte.
ResponderEliminarY como siempre, hay algo en lo que no coincido y casi me resulta obligatorio decirlo: la ceguera de odio que tenés frente al Doctor te hace hacer algo que nunca hacés: mirar para otra lado y recortar realidad. Bilardo se lo empernó a Maradona, real seguramente (no conozco el relato real pero debe ser) y estuvo cuando estaba Batista. Ahora, si le achacamos la responsabilidad de ponerlo a Batista, también el mérito de ponerlo a Sabella. Me dirás que faltan resultador, te respondo con tu frase "la importante es una idea clara de juego, no los resultados" cosa que, yo comparto, hoy no hay en casi todo el futbol argentino. Pero es innegable que Sabella la tiene. Te puede gustar mas o menos pero sabe lo que está haciendo.
En el medio te olvidás que Maradona (a quien sabés de sobra que banco a muerte) no fue el mejor técnico ni nada parecido y lo que sí seguro, el partido con Alemania lo perdió por una cuestión técnica: un mediocampo inexistente por una pelea en pleno Sudáfrica con Veron que lo hizo no poner al único armador que había llevado.
Descontando que si el futbol argentino está muerto hace años ¿cómo el segundo máximo responsable es quien asumió su cargo hace 4 años? Pasamos de los 35 de Grondona a 4?!?! No hay nadie en el medio???
Comparto el diagnóstico de toda la nota, tenía que criticar la parte de Bilardo. Fuera de eso, espectacular. La pregunta respecto de Messi es interesante aunque no se si el caso Agüero no la responde un poco (al menos un poco). Y sí, lo de Venezuela es imprescionante.
(Y eso que dejaste afuera el tema barras que da para 10 hojas mas, minimo).
Como siempre abrazo, señor
Siempre un lujo leerlo (Ud. lo dijo, con la enorme mayoria del periodismo argentino es imposible siquiera discutir)
P.D.: Esta mas que claro que yo a Veron le tengo fe en la AFA pero un buen termometro sería ver cómo le va ahora que se hizo cargo de todo el futbol de Estudiantes.