El Real Madrid venció por 3-2 al Valladolid pero exhibió todas sus carencias. Ya sea por conflictos internos, pocas ideas para resolver o un mal pasaje en la temporada, los de Mourinho atraviesan un pésimo momento. Así ese equipo no puede continuar.
Los portugueses hicieron de la navegación una escuela. Fueron ellos, los que forzados por un montón de circunstancias coyunturales e históricas, llevaron adelante a mediados del siglo XV la expansión europea de ultramar. Las costas de África primero y la India más tarde fueron los lugares que recibieron las fragatas lusitanas en una época en la que el capitalismo comenzaba a adivinarse como el nuevo sistema económico en el continente.
José Mourinho, luso él, dijo esta semana que él tiene espíritu de navegante portugués y que encuentra en nuevos retos y nuevas experiencias su motivación. Habría que decirle a Mou que el barco que ahora comanda está sin rumbo y en cualquier momento va a ser declarado a la deriva.
Es que los marineros ya no confían en su capitán o al menos tienen razones para mirarlo de reojo. No se inmolarán por él, ni siquiera su hijo predilecto, Cristian Ronaldo, cada vez más empecinado en jugar para Deportvio Ronaldo que para el Real Madrid. Sin el puerto a la vista y con las embarcaciones muchas más solidas a sus costados, el barco de Mou está en peligro y él parece más interesado en buscar nuevos horizontes que en reencausar a su tripulación primero y a su nave después.
La exhibición de hoy en el Nuevo Zorrilla del Madrid fue más que preocupante. Los dos goles anotados por el Valladolid son la muestra de un equipo indolente, que navega en los mares de la intrascendencia. En el primero, el angoleño Manucho capturará un rebote en el área chica totalmente solo y luego de que el balón cruzará el área sin que los blancos osarán molestarlo.
El segundo gol es la muestra que ni los que suelen ser los más solventes atraviesan un buen momento. Ramos perdió bien ante Manucho pero Casillas se dejó cabecear en el área chica de manera tan sencilla que no se condice con su categoría, a pesar de que el juego por lo alto no es su especialidad.
Si sumó de a tres fue por algunas circunstancias puntuales, acciones desequilibrantes de un plantel plagado de talento. ¿Juego asociado? ¿Volumen en las llegadas? ¿Ideas claras de cómo superar al frágil conjunto recién ascendido? Para nada; pero abundan los cracks dentro de la tripulación del capitán Mou y aunque sus hombres dilectos ni respondan de la mejor manera, te puede salvar siempre algún marinero rebelde, como fue el caso hoy de Mesut Özil.
El alemán frotó la lámpara en dos oportunidades. Dos zarpazos nacidos en su zurda deliciosa lograron dar vuelta un partido realmente chivo. Su principal aliado fue Karim Benzema. El francés, sigiloso, apareció primero para igualar transitoriamente en uno aprovechando un error insólito de los centrales locales y luego fue clave para devolver de taco a Özil en el 2-2. El tercero fue un tiro libre sensacional del ex jugador del Werder Bremen.
Dentro de las circunstancias que ayudaron a que no estemos hablando de una revuelta en alta mar estuvo la lesión del alemán Ebert. El extremo derecho había martirizado con sus envíos aéreos y luego de su salida el Valladolid dejó de asustar por arriba.
Pero la vibra no es buena en el barco merengue. Dentro del sinfín de rumores que corrieron en estos días, uno muy fuerte marca que Ronaldo quiere irse también y que hasta habría hablado con Florentino Pérez. Que no se siente querido, que los premios individuales y la mar en coche. No importa si esto es real o no, no es el punto que nos interesa. Lo que sí es trascendente es el nivel de autocomplacencia y egoísmo que envuelven las acciones de Ronaldo.
Muy alejado de su mejor versión (la de la temporada anterior, donde las estadísticas no eran su obsesión, sino levantar títulos), piensa primero en jugar para él, después en él, en tercer lugar en él y recién ahí analiza variantes con sus compañeros. Hoy Benzema lo miró mal en más de una contra que no le cedió. Eso poco tiene que ver con las relaciones afuera de la cancha lo importante es ser solidario adentro. Las vanidades personales consiparan contra el talento de Ronaldo por quien el Real Madrid, que siempre será más grande que él y que Mourinho, pagó una fortuna. Habría que reveer qué le dio y cuán en deuda está el de Funchal.
Hoy estuvo lejos de su mejor nivel |
Muy alejado de su mejor versión (la de la temporada anterior, donde las estadísticas no eran su obsesión, sino levantar títulos), piensa primero en jugar para él, después en él, en tercer lugar en él y recién ahí analiza variantes con sus compañeros. Hoy Benzema lo miró mal en más de una contra que no le cedió. Eso poco tiene que ver con las relaciones afuera de la cancha lo importante es ser solidario adentro. Las vanidades personales consiparan contra el talento de Ronaldo por quien el Real Madrid, que siempre será más grande que él y que Mourinho, pagó una fortuna. Habría que reveer qué le dio y cuán en deuda está el de Funchal.
Este equipo seguirá siendo errante sino se reencausa. Tiene los elementos pero parece haber perdido cierto fuego sagrado. No puede ser que con Callejón, Ronaldo, Di María, Özil y Benzema, se repitan los pelotazos. Se le debe exigir más a un equipo de estos kilates. Por lo pronto, Mou hoy se la jugó y fue por todo, sabiendo que sino el puerto le quedaría demasiado lejos. Al final del trayecto se podrán dimensionar mejor estos tres puntos que se llevó la navegación del capitán portugués.
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