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Muchas variantes

El Barça no tuvo su mejor versión ni a su mejor Messi. Pero siempre aparece alguno de sus cracks. Hoy, Iniesta y Villa comandaron a los blaugranas a un triunfo sobre el Celta que sentenció el mejor arranque liguero para los catalanes.





Lujoso por momentos, de rutina por otros, con apuros en pasajes del mismo. Así fue el partido ante el Celta para el Barcelona, el mismo que le terminó dejando una semana más de liderato y que selló el mejor arranque liguero en la historia del club con 9 triunfos y un empate (ante el Real Madrid, en el clásico).

Pero la otra marca que podía batirse en la noche deberá esperar. Es que Leo Messi podía igualar o superar a Pelé en cantidad de goles convertidos en un año -lleva 73- sin embargo, lejos estuvo de sus mejores noches. Incluso, algún aventurado podría decir que "jugó mal".

Chances para anotar y dedicarle el gol al recién nacido Thiago, aquel que se llevó todos los comentarios fuera del Camp Nou en la previa, tuvo en apreciable cantidad Messi. En especial en la primera parte. Dos intentos de definir por arriba de Javi Varas y un mano a mano que se fue en amagues e indecisiones (justo él que suele ser implacable) pasaron en esa etapa inicial.

Pero más allá del capítulo particular del rosarino, hubo un partido. Tito Vilanova dispuso un equipo en el cual no había defensores naturales y la línea de 3 original la conformaban Adriano, Mascherano y Alba. La pelota era dominio absoluto de los cuatro del medio blaugrana (Busquets, Xavi, Iniesta y Cesc), pero por momentos se terminaban quitando espacios centralizando el juego por demás.


En contrapartida el Celta lastimó cuando pudo. Los espacios que quedaban entre Mascherano y Alba eran aprovechados por los delanteros gallegos que demostraron que el Celta tiene buenas maneras de mitad en adelante.

Entre los 15 y los 30 pasó de todo. Tapo Valdés, abrió el marcador Adriano, igualó Bermejo y amplió Villa. Puf. Dentegámonos en el tanto del Guaje; jugada de lujo del asturiano que cedió de taco con Iniesta y este devolvió al punta que definió ante el arco vacio. Golazo al mejor estilo Barça.

Cambió sobre la marcha algunas cosas el técnico local. Ordenó que Busquets pasara provisoriamente como marcador central y dejó a Xavi de pivote defensivo. Luego Bartra ocuparía ese sector en el complemento al ingresar por Cesc.

Pero el Celta no salió de partenaire en la segunda mitad. Desde el vamos fueron por el empate y tuvieron un par de chances. La primera se fue apenas desviada tras el intento de Aspas. La segunda, por arriba.

Parecía peleado peeeeero, la manito del árbitro, o en este caso, del línea. Es que Alba anotó tras eludir al arquero, pero el offside era clarísimo ya que cuando la cede -otra vez de taco- Villa, el zurdo estaba un metro en fuera de juego.


De allí en más el Barça puso el freno de mano y jugó para el gol de Messi que nunca llegó. El Celta intentó y estuvo cerca del descuento en más de una ocasión, pero lo cierto es que el tercer gol fue un mazazo.

El gol del rosarino nunca llegaría, pero el susto general sí. Es que a poco del final, cuando intentaba anotar, Messi tuvo un choque y un resbalón. Se tomó la rodilla y el Camp Nou pasó a ser un manojo de nervios. Se temía lo peor. Como casi siempre, se levantó y siguió jugando.

De la mano de Villa, Xavi, Pedro e Iniesta, que no es un gran jugador de fútbol sino que es el fútbol él mismo, el Barça se anotó tres puntos para seguir con su senda positiva. El joven Thiago tendrá que esperar.

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