El nuevo horizonte del buen fútbol está en Sudamérica, en el país más grande del continente. Varias figuras y mucho dinero de por medio convierten a la liga brasileña en la nueva sensación futbolera. El ejemplo a seguir llega al ritmo de la samba y la capoeira.
Hace algunos años el paraíso futbolístico solamente era Europa y sus grandes ligas. La Premier League, el Calcio y la La Liga aparecían en el horizonte de aquel pibe que soñaba con llegar a la Primera de un club y triunfar en el viejo continente; después podía soñar, si no quedaba otra, con la liga holandesa o la de Francia. Pero desde hace unos siete u ocho años, el fútbol brasileño, el jogo bonito, apareció como uno de los certámenes más prestigiosos del mundo y como una opción de crecimiento profesional. Por su poder económico, por el regreso y el arribo de varias estrellas, Brasil es el nuevo edén del fútbol.
Hace algunos años el paraíso futbolístico solamente era Europa y sus grandes ligas. La Premier League, el Calcio y la La Liga aparecían en el horizonte de aquel pibe que soñaba con llegar a la Primera de un club y triunfar en el viejo continente; después podía soñar, si no quedaba otra, con la liga holandesa o la de Francia. Pero desde hace unos siete u ocho años, el fútbol brasileño, el jogo bonito, apareció como uno de los certámenes más prestigiosos del mundo y como una opción de crecimiento profesional. Por su poder económico, por el regreso y el arribo de varias estrellas, Brasil es el nuevo edén del fútbol.
Mientras el fútbol argento pasa por uno de
sus peores momentos económicos -y por qué no futbolístico- el de Brasil crece y crece. Las figuras
internacionales, esas que siempre quisiste tener en tu equipo, están a su plena
disposición porque saben que pueden ganar muchísimo dinero y mantener la
diferencia económica que realizaron a lo largo de sus carreras. Además de jugar
en una liga que promete un gran nivel.
Los regresos de Ronaldo, Adriano, Luis
Fabiano, Ronaldinho y Vagner Love, cada uno en su tiempo, marcan el desarrollo del que estamos tratando. También aparecen figuras como Rivaldo, Roberto Carlos y Robinho, que sin mucha participación en sus ligas, regresan al país, lo usan como trampolín y vuelven a emigrar a Europa o Asia. Sabemos que no se puede traer así nomás a estos monstruos. Hay que mantenerlos y el país
vecino puede.
Y no sólo son estrellas nacionales las que
llegan, sino que también, se dan el lujo de contar con los players históricos
de otros países. Casos como el del holandés Clarence Seedorf, los compatriotas
Andrés D`Alessandro y Mario Bolatti y el “yorugua” Sebastián Abreu. Además los
equipos locales se dan el gran gusto de retener a sus grandes figuras.
Neymar es un caso que calza perfecto. A la
nueva joyita la quieren todos, entre ellos, el Barcelona y el Real Madrid. Tener
la posibilidad de jugar con Lionel Messi o Cristiano Ronaldo cegaría a más de
uno, pero el nuevo astro carioca sabe que en el Santos está bien y que le
pueden cumplir sus gustos. Lo quieren retener hasta el Mundial 2014 y parece
que van por ese camino. En Argentina eso no pasa. Sale un distinto, juega diez
partidos y se lo llevan por ofertas millonarias que inflan los bolsillos de los
dirigentes.
Luego de varios años de crecimiento y
desarrollo, Brasil parece comenzar a cosechar lo que sembró. Desde 2005, año
donde comenzó a forjar este presente, en la Copa Libertadores tuvo cinco
campeones: Sao Paulo (2005), Internacional (2006 y 2010), Santos (2011) y
Corinthians (2012). Además la Copa Confederaciones 2013, el Mundial 2014 y
los Juegos Olímpicos 2016 van a recalar en sus tierras. Las cosas claras y en
regla, llevan a los brasileños a tener este presente. Todas las figuras del mundo y los
nuevos jugadores que desean vestir la casaca de algún club local, lo avalan.
En un momento donde Europa está en plena crisis, Sudamérica aparece como un nuevo lugar donde apostar a lo futbolístico y Brasil, país del “Ordem e Progresso”, es la cara visible de esa elección.
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