Seguimos haciendo memoria y sacando de la galera a esos conjuntos que dejaron un grato recuerdo por sus actuaciones. Esta vez es el turno de un grupo de turcos llenos de atrevimiento y desfachatez, que hasta se animaron a tirarle una bicicleta a Roberto Carlos. Pasen y disfruten de ellos..
Casi todos los torneos de fútbol del mundo tienen sus equipos revelación, aunque el Mundial de Corea-Japón tuvo varios. Senegal divirtió a más de uno con su velocidad y el pique venenoso, en ese entonces, de El Hadji Diouf. Los coreanos no divertían, pero corrían sin parar y más de uno hizo la "Gran Tevez", es decir iban a marcar al cuatro (no al Pomelo sino al lateral derecho) de sus rivales y la gente los amaba solo por eso. Dentro de ese grupo apareció Turquía, un equipo plagado de caraduras atrevidos que finalizó como uno de los mejores conjuntos de ese torneo y hasta tiró lujos y rompió récords.
Casi todos los torneos de fútbol del mundo tienen sus equipos revelación, aunque el Mundial de Corea-Japón tuvo varios. Senegal divirtió a más de uno con su velocidad y el pique venenoso, en ese entonces, de El Hadji Diouf. Los coreanos no divertían, pero corrían sin parar y más de uno hizo la "Gran Tevez", es decir iban a marcar al cuatro (no al Pomelo sino al lateral derecho) de sus rivales y la gente los amaba solo por eso. Dentro de ese grupo apareció Turquía, un equipo plagado de caraduras atrevidos que finalizó como uno de los mejores conjuntos de ese torneo y hasta tiró lujos y rompió récords.
Si hablamos de este team, lo primero que se le viene a la cabeza a casi todos es la lambretta (Emi Papa se acuerda fija de esta jugada) que Ilhan Mansiz le tiró a Roberto Carlos. Sin ir más lejos y sin generalizar, seguramente los argentinos recuerden ese jugada y la eliminación de la albiceleste en primera ronda, pero regresando al tema principal cabe destacar que un turco dejó en ridículo a uno de los mejores laterales de la historia y que encima nació en un país donde los carrileros se compran en los supermercados. Igualmente, esa genialidad no fue todo lo que hicieron estos muchachos en ese torneo y continuación detallaremos cada uno de sus triunfos.
Su llegada a tierras asiáticas no fue la más fácil, aunque tampoco vamos a decir que fue complicada porque estaríamos mintiendo de manera alevosa y criminal (?). Primero quedaron en el segundo puesto del Grupo 4 de las Eliminatorias de Europa, solo por detrás de la Suecia de Zlatan Ibrahimović y si miramos a los demás integrantes de la zona solo una catástrofe o que los dirija el M*no N*varro M*ntoya (cuenta la leyenda que es mufa) los podía dejar afuera. A pesar de esto, nuestros héroes tuvieron que jugar un repechaje contra Austria y ahí la tuvieron complicadísima...nah bolazo: el primer partido apretado (victoria 1-0) y el segundo un baile terrible (5-0).
Con el pasaje en la mano, los comandados, en ese entonces, por Senol Gunes esperaron el sorteo de grupos y luego de esa cháchara que arma la FIFA cada cuatro años, donde todos nos quedamos embobados, los turcos supieron que jugarían frente a Brasil, Costa Rica y China. ¿La zona de la muerte? Claramente no, porque los argentinos se acuerdan perfecto cuál fue ese grupo y mejor hablemos de otra cosa, porque más de uno ya tiró un insulto al viento.
El 3 de junio de 2002 Turquía debutócon un pibe frente a Brasil y los ojos del mundo se posaron en ese partido. Claramente no por ellos, sino por el rival que llegaba con un Ronaldo, el posta eh no el otro que se mira en las cámaras de TV, con un peinado a lo Martín Palermo 1998. Todos presumían una victoria sencilla para los brasucas, pero la historia fue diferente, porque los que se pusieron en ventaja fueron los turcos gracias a un tanto de otro player muy recordado de ese torneo, el pelado Hasan Sas.
Los memoriosos recordaran que más tarde, los brasileños llegaron al empate con un tanto del Fenómeno y luego el árbitro el surcoreano Kim Young Joo les regaló un penal (miren el video, un choreo) que el crack de Rivaldo cambió por gol. Finalmente fue victoria para el scratch por 2-1, pero cuando las papas quemaban apareció Mansiz e hizo que los ojos se nos llenaran de magia, porque a pesar de ir abajo en el tanteador tiró la jugada que comentamos más arriba y dejó en claro que estos hombres no venían de vacaciones al Mundial.
El próximo encuentro fue contra Costa Rica en lo que en la previa era el choque más importante para ambos en busca de la clasificación. No había que ser físico nuclear para saber esto, ya que todos suponían que caerían contra Brasil y le ganarían a China. De esta manera este partido decidiría el futuro de los dos equipos en la competencia. ¿Resultado? empate 1-1.
El marcador se abrió con un tanto de uno de esos jugadores que parecían mágicos, pero que jamás despegaron del todo (fija que ahora la descose). Hablamos de Emre Belözoğlu, por esos años en el Inter y hoy flamante refuerzo del Atlético de Madrid. Con el 1-0 en contra los Ticos se volcaron al ataque y aprovecharon las falencias defensivas de su rival, las cuales a lo largo del torneo fueron muchas, y lograron la igualdad tras una mala salida de Rüştü Reçber clavaron el empate con un zapatazo de Winston Parks.
El último choque, como dijimos, fue frente a los chinos y aquí la idea era golear, porque la diferencia de gol era fundamental para conseguir el pase. Dicho y hecho, Turquía hizo lo propio goleó a China por 3-0 con goles de Hasan Sas, Bülent Korkmaz y Ümit Davala y como los costarricenses cayeron 5-2 con Brasil, el pase fue para los europeos, quienes con pie en los octavos jugaron más sueltos, aunque claramente contra un adversario de nivel muy inferior. Ah si encuentran un video de los goles de este encuentro, avisen porque nos rompimos el alma (?) y no dimos con lasfucking imágenes.
Y llegamos a los octavos de final nomás y aquí los esperaban uno de los equipos locales: Japón. Los nipones llegaban motivados por la localia y entre sus filas tenían a Hidetoshi Nakata y a Oliver Atom, ah no ese no estaba y encima ya contamos que el verdadero se llama Kazuyoshi Miura. Cuestión, todo pintaba como un choque complicado y así lo fue hasta que Seigo Narazaki, el Benji Price local, salió a buscar una carta al medio del área justo cuando tiraron un córner y Ümit Davala solo tuvo que empujar el esférico al buzón ya que venimos con comparaciones del correo.
Tras el batacazo de dejar afuera a los japoneses, los turcos ya comenzaron a pensar en los cuartos de final y ahí lo esperaba Senegal, una de las cenicientas del campeonato que venía de derrotar a Suecia, ese mismo conjunto que dejó en la primera ronda a la Argentina con el golazo de Anders Svensson. Yendo al punto que realmente nos interesa, este enfrentamiento entre Turquía y los senegaleses se vendía como un partidazo en la previa y no defraudó. Sin embargo los dos equipos no tuvieron finos a sus delanteros y por eso hubo que esperar hasta el tiempo suplementario para ver al balón dentro de la portería.
El dilema, para quien vería la pelota dentro de su arco y a los rivales de festejo, era que eso decretaba su eliminación directa, porque por ese entonces todavía se utilizaba el siempre mal visto Gol de Oro. El verdugo de los africanos fue nada menos que Mansiz (¿todavía hace falta que les diga quién es?), quien con un toque sutil desvió un centro y desató el delirio de todo el plantel. Gol, clasificación y a las semifinales. Seguramente ni el más soñador de los hinchas de esa nación pensó que su combinado nacional iba a llegar hasta esa etapa del aquel Mundial, pero sucedió.
Con la satisfacción de haber hecho un papel más que importante, estos muchachos salieron a jugar la semifinal nada menos que con Brasil, el mismo que los había derrotado en la primera fase. Las palabras para definir este doparti son pocas y con una capaz se puede decir todo: baile. Baile brasuca, obvio. Nuestros homenajeados sufrieron todo el poder de la artillería brasileña, aunque el que los terminó de matar fue el Fenómeno, ese gordito hermoso que le enseñó a definir a una generación y que con un puntinazo dejó afuera a este equipo desfachatado y con mucha magia.
Pero esperen todavía no se vayan de este posteo que aún queda una historia para contar, la historia del tercer puesto. Oka, oka ustedes dirán eso no le importa a nadie, pero mejor pongámonos en ambiente. Primero: Turquía merecía cerrar esta participación con la mejor posición final posible. Segundo: el rival era Corea del Sur y que nadie se ofenda, pero seguramente jamás se vuelva a repetir algo así. O quizás suceda si Olver y compañía se nacionalizan y representan a otros asiáticos, no obstante sería una fantasía muy grande, porque Oliver siente su camiseta como el Diego la de Argentina.
Su llegada a tierras asiáticas no fue la más fácil, aunque tampoco vamos a decir que fue complicada porque estaríamos mintiendo de manera alevosa y criminal (?). Primero quedaron en el segundo puesto del Grupo 4 de las Eliminatorias de Europa, solo por detrás de la Suecia de Zlatan Ibrahimović y si miramos a los demás integrantes de la zona solo una catástrofe o que los dirija el M*no N*varro M*ntoya (cuenta la leyenda que es mufa) los podía dejar afuera. A pesar de esto, nuestros héroes tuvieron que jugar un repechaje contra Austria y ahí la tuvieron complicadísima...nah bolazo: el primer partido apretado (victoria 1-0) y el segundo un baile terrible (5-0).
Con el pasaje en la mano, los comandados, en ese entonces, por Senol Gunes esperaron el sorteo de grupos y luego de esa cháchara que arma la FIFA cada cuatro años, donde todos nos quedamos embobados, los turcos supieron que jugarían frente a Brasil, Costa Rica y China. ¿La zona de la muerte? Claramente no, porque los argentinos se acuerdan perfecto cuál fue ese grupo y mejor hablemos de otra cosa, porque más de uno ya tiró un insulto al viento.
El 3 de junio de 2002 Turquía debutó
Los memoriosos recordaran que más tarde, los brasileños llegaron al empate con un tanto del Fenómeno y luego el árbitro el surcoreano Kim Young Joo les regaló un penal (miren el video, un choreo) que el crack de Rivaldo cambió por gol. Finalmente fue victoria para el scratch por 2-1, pero cuando las papas quemaban apareció Mansiz e hizo que los ojos se nos llenaran de magia, porque a pesar de ir abajo en el tanteador tiró la jugada que comentamos más arriba y dejó en claro que estos hombres no venían de vacaciones al Mundial.
El marcador se abrió con un tanto de uno de esos jugadores que parecían mágicos, pero que jamás despegaron del todo (fija que ahora la descose). Hablamos de Emre Belözoğlu, por esos años en el Inter y hoy flamante refuerzo del Atlético de Madrid. Con el 1-0 en contra los Ticos se volcaron al ataque y aprovecharon las falencias defensivas de su rival, las cuales a lo largo del torneo fueron muchas, y lograron la igualdad tras una mala salida de Rüştü Reçber clavaron el empate con un zapatazo de Winston Parks.
El último choque, como dijimos, fue frente a los chinos y aquí la idea era golear, porque la diferencia de gol era fundamental para conseguir el pase. Dicho y hecho, Turquía hizo lo propio goleó a China por 3-0 con goles de Hasan Sas, Bülent Korkmaz y Ümit Davala y como los costarricenses cayeron 5-2 con Brasil, el pase fue para los europeos, quienes con pie en los octavos jugaron más sueltos, aunque claramente contra un adversario de nivel muy inferior. Ah si encuentran un video de los goles de este encuentro, avisen porque nos rompimos el alma (?) y no dimos con las
Y llegamos a los octavos de final nomás y aquí los esperaban uno de los equipos locales: Japón. Los nipones llegaban motivados por la localia y entre sus filas tenían a Hidetoshi Nakata y a Oliver Atom, ah no ese no estaba y encima ya contamos que el verdadero se llama Kazuyoshi Miura. Cuestión, todo pintaba como un choque complicado y así lo fue hasta que Seigo Narazaki, el Benji Price local, salió a buscar una carta al medio del área justo cuando tiraron un córner y Ümit Davala solo tuvo que empujar el esférico al buzón ya que venimos con comparaciones del correo.
El dilema, para quien vería la pelota dentro de su arco y a los rivales de festejo, era que eso decretaba su eliminación directa, porque por ese entonces todavía se utilizaba el siempre mal visto Gol de Oro. El verdugo de los africanos fue nada menos que Mansiz (¿todavía hace falta que les diga quién es?), quien con un toque sutil desvió un centro y desató el delirio de todo el plantel. Gol, clasificación y a las semifinales. Seguramente ni el más soñador de los hinchas de esa nación pensó que su combinado nacional iba a llegar hasta esa etapa del aquel Mundial, pero sucedió.
Con la satisfacción de haber hecho un papel más que importante, estos muchachos salieron a jugar la semifinal nada menos que con Brasil, el mismo que los había derrotado en la primera fase. Las palabras para definir este doparti son pocas y con una capaz se puede decir todo: baile. Baile brasuca, obvio. Nuestros homenajeados sufrieron todo el poder de la artillería brasileña, aunque el que los terminó de matar fue el Fenómeno, ese gordito hermoso que le enseñó a definir a una generación y que con un puntinazo dejó afuera a este equipo desfachatado y con mucha magia.
Ahora que los atrapamos con la estupidez charla de Atom y demás, les contamos que este último encuentro fue tremendo. Victoria 3-2 para estos guerreros turcos y encima uno de sus players se metió en los libros de los historiadores, ya que marcó el gol más rápido de los mundiales hasta ahora. Se trata de Hakan Şükür, quien en tan solo en 11 segundos derrotó la resistencia de Lee Woon-Jae. El otro goleador de esa noche...y si otra vez apareció Mansiz, estaba enchufado el pibe, aunque esta vez por duplicado.
Tercer puesto y ahora a volver a casa, ahí los esperaban sus hinchas con los brazos abiertos, esos que siempre los recordarán. Pese a esto no serán los únicos que tendrán en su memoria, porque en CR nos gusta hacer memoria y tener presentes a estos equipos que marcaron un torneo o una época. Y por su atrevimiento, desfachatez y sacrificio, a la Turquía del 2002 le sobran artilugios para estar en este selecto grupo..
Otros grandes equipos:
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