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Caperucita y el lobo



El Real Madrid se impuso por 3-0 al Galatasaray en el Santiago Bernabéu y quedó a un paso de las semifinales. Gran partido de Ozil. Los turcos fueron valientes pero sucumbieron ante el poderío del conjunto de José Mourinho.




Van poco menos de diez minutos de partido en el Bernabéu y no parece haber mayores diferencias entre el Real Madrid y el Galatasaray. Los dos salen, proponen y el juego es de ida y vuelta. Lejos de pensar en un equipo visitante que se encierre y salga con espacios, los de Fatih Terim plantan bandera en Madrid.

Con algunos grandes nombres como Sneijder y Drogba y otros menos llamativos pero que son muy útiles en el funcionamiento del Galatasaray (Inan, Altintop o Yilmaz, el goleador de la Champions junto con Messi), la visita da en ese comienzo una declaración de principios. 


Los turcos y su show en Madrid

Del otro lado estaba el Madrid de este último tiempo con la inclusión de Benzema en la delantera en lugar de Higuaín como nota más destacada. No es mejor el equipo de Mourinho, pero no necesita muchas ocasiones para ponerse en ventaja. Ozil -qué jugador- habilita a Ronaldo, que está en posición legal debido a Kaya que le persigue la diagonal, y el portugués la pica de zurda. Terrible golazo y ventaja para los blancos. 

Este equipo de Mourinho es engañoso, como el lobo. Parece frágil, regala metros en la noche del Bernabéu a las espaldas de Alonso y Khedira y tanto Yilmaz como Drogba aprovechan ese espacio para pivotear pelotas o buscar el pase vertical de Altintop. Le da opciones al rival, y no son pocas. Pero así como muestra una supuesta endeblez, pueda sacar su otra faceta, exhibir sus dientes filosos y salir rápido. 

Por eso cada córner de los rivales del Madrid puede terminar en una situación clara de un lado o del otro. Ozil tiene claridad mental, Di María velocidad supersónica y Benzema muchísimo talento. Ronaldo combina todo eso en el mismo envase. 


Varane, la aparición del año

Y si hablamos de una fragilidad solo aparente es porque el Real Madrid tiene un reaseguro clave en su eje defensivo. Sergio Ramos es referente y pese a algunos excesos tiene una buena salida de balón y velocidad. Varane es la aparición en defensa más importante desde la explosión de Piqué hace 5 años y Diego López está en un momento brillante. El arquero tapó una bola clara a Eboué cuando el Galatasaray más creía en el golpe por golpe. Ya había demostrado su valía en Old Trafford.

El lobo encima se cruzó con Caperucita. Porque el Galatasaray así como fue valiente también pecó por inexperiencia y cierta inocencia. No colectiva, pero sí individual. Al error ya señalado en el primer gol, hay que sumarle en especial lo que hacen Kaya y Eboué en el segundo. Un centro más contó con errores de los dos jugadores y le facilitaron la resolución a Benzema.


El Pipa lo festejó con locura

Terim cambió en el segundo tiempo y el partido se pinchó. Es que le dio lugar a Zan, rearmó una defensa con cinco, y quitó a Sneijder. El Galtasaray casi no llegó más al arco de López. Sí se le dificultó más a los de Mourinho dispararle a Muslera, pero aprovecharon un tiro libre, Higuaín -recién ingresado- la encontró de cabeza y anotó el tercero, el de la tranquilidad definitiva.

El Real se dio incluso el lujo de que Xabi Alonso y Ramos fuercen la amarilla para limpiarse de cara a las semifinales. No es que no dio la talla el Galatasaray, es que el Real Madrid lo engaño, lo hizo creerse un par y lo terminó liquidando como a un equipo menor. 

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