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Anzhi, potencia desde el Cáucaso


Es uno de los equipos más adinerados y fuertes del fútbol ruso. Con la llegada de Suleyman Kerimov, que se adueñó del club en 2011, el FC Anzhi fichó a grandes jugadores y se hizo de un nombre en el mundo de la redonda. Conocé la historia de un equipo que solamente tiene 22 años pero que, a base de dinero, se transforma en una potencia futbolística a pasos agigantados.


El FC Anzhi nació en 1991, en el mismo momento donde la Unión Soviética comenzó a transitar el camino de la desaparición que llegó el 31 de diciembre de ese año. El lugar que albergó al Anji –nombre con el que se lo reconoce en su país- fue la ciudad de Majachkalá en la República de Daguestán, que es la más grande en el Cáucaso Norte y que en la Edad Antigua supo albergar a los pueblos escitas.

Al poco tiempo de su aparición el Anzhi, gracias a la rapidez con la que se manejaron sus fundadores para conseguir todos los permisos que se necesitaban para inscribirse en la Liga, participó en el torneo organizado por la República a la que pertenecía. En ese primer roce con el fútbol, el equipo realizó un excelente papel y tras terminar invicto, con solamente cuatro empates en veinte fechas, se alzó con el trofeo y se coronó campeón de Daguestán.

El aeropuerto de Majachkalá

Esta consagración le abrió las puertas de la zona 1 de la tercera división del fútbol ruso y lo llevó al equipo a codearse con el roce del fútbol profesional. Ahí se quedó dos temporadas, donde se aferró a un quinto puesto en 1992 y recién en el segundo año, coronándose en la Liga, obtuvo la posibilidad del ascenso a la zona oeste de la misma división. En ese escalón se mantuvo por tres temporadas donde la mejor posición fue un segundo puesto que le valió otro ascenso, pero ahora a la segunda división. En ésta le costó la adaptación, y después de un 13° y 12° lugar, logró quedarse con el campeonato y la posibilidad de por primera vez en su historia jugar en la Liga Premier de Rusia.

El Anji vivió el nacimiento del nuevo milenio en la división más importante de Rusia. La Liga Premier lo codeó con los equipos más ganadores como el Spartak Moscú, el Zenit San Petersburgo y el CSKA Moscú por ejemplo. Con tan solo nueve años de antigüedad el conjunto de Majachkalá logró el sueño que cualquier equipo chico tiene en su horizonte: jugar con los grandes. Un cuarto puesto en su primer año emocionó e ilusionó a más de uno, pero un 13° al año siguiente y un 15°, que lo llevó a descender nuevamente a la segunda división, terminaron con ese anhelo de lograr ser campeones.

El Anzhi antes de Kerimov

Pero ese año donde volvió a bajar a la segunda categoría del fútbol ruso, el Anzhi logró algo histórico: jugó por primera vez la Copa de la UEFA. Fue en la edición del 2001/2002, donde se coronó el Feyenoord, y el único partido que disputó fue frente al –hoy desaparecido y refundado- Glasgow Rangers, con la particularidad de que no fue ida y vuelta como se solía hacer. Fue solamente un partido en el Estadio del Ejército Polaco, conocido como Wojska Polskiego que se encuentra en la ciudad de Varsovia, debido a la guerra que en ese momento se libraba en Chechenia, ciudad que limita al sureste con la República de Daguestán. Según los escoceses la cercanía al lugar del conflicto no brindaba garantías de seguridad.

Eliminado de la UEFA y descendido a la segunda división, el Anzhi comenzó una larga carrera hacia el nuevo ascenso a la Liga Premier. Fueron siete las temporadas donde el equipo se mantuvo en esa categoría porque no concretó el primer puesto que le sirviese para alcanzar nuevamente la Liga Premier. En el séptimo año, de la segunda etapa en esta división, el joven equipo alcanzó el primer puesto al fin de temporada y para el 2010 entró a codearse con los grandes por segunda vez en su corta historia.

Kerimov, de anteojos, dueño del Anzhi

Pero esa corta historia, que tenía como máximo éxito la fugaz participación en un partido de Copa UEFA, dio un giro de 360° con la llegada de un hombre extremadamente poderoso y con una billetera bastante cargada de dinero: Suleiman Kerimov.

El 18 de enero de 2011 el multimillonario ruso, hombre de inversiones petroleras, gas, metales preciosos y fertilizantes, compró el 80 por ciento del total de las acciones del Anzhi y le proporcionó un vuelco rotundo a la vida deportiva y económica del equipo.

Y tuvo que pasar un mes solamente para que la nueva futura potencia mundial, futbolísticamente hablando, sea la vedette del mundo de la redonda: la contratación millonaria de Roberto Carlos, Jucilei Da Silva y Mbark Boussofa dio a entender que la idea de Suleiman –la de crear un gran plantel- era muy real.

El jugador mejor pago del mundo

Pero el conjunto de la pequeña ciudad de Daguestán no solo se quedó con esos tres grandes players sino que contrató a la estrella húngara Balazs Dzsudzsak y a Yuri Zhirkov. Igualmente Kerimov guardó, hasta último momento, el famoso AS en la manga. Una carta que alertó a todo el mundo sobre la fuerza económica que traía el Anzhi.

El 23 de agosto de 2011 la institución rusa completó el traspaso de Samuel Eto’o por una cantidad que eriza la piel: 20 millones de euros por cada temporada. Esa cifra convirtió al delantero camerunés en el jugador mejor pago de la actualidad, muy por arriba de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, por nombrar a los más reconocidos.

La última joya (Willian) y la primera gran figura (Roberto Carlos)

Todas esas contrataciones hicieron que el Anzhi se transforme en una verdadera potencia rusa y se ponga a la par de los mejores equipos del mundo, no a nivel títulos sino a nivel económico. Asimismo el equipo ruso tiene nada más ni nada menos que a Guus Hiddink como entrenador, un hombre que ganó 14 títulos y que ha dirigido al Real Madrid y a la Selección holandesa, entre otros grandes equipos, donde también se destaca la Selección rusa.

La actualidad del Anzhi no es la ideal si se toma la cantidad de dinero que se gastó en la calidad de los jugadores de su plantilla: en la Premier Rusa ocupa el segundo escalón detrás de un sólido CSKA que le sacó cinco puntos; en la Europa League quedó eliminado en los octavos de final tras perder frente al Newcastle en Inglaterra; y en la Copa de Rusia deberá enfrentarse ante el Dynamo de Moscú para pasar a las semifinales.

El DT que maneja el barco

El Anzhi, el equipo que en éste verano argentino quiso llevarse a Ricardo Centurión –una de las joyas de Racing-, es el claro ejemplo de que la plata no hace la felicidad. Desde que llegó Suleiman Kerimov solo han aparecido jugadores extraordinarios pero los títulos todavía no logran florecer.

Pero con solo pensar en que la fortuna del multimillonario ha podido reactivar la economía de toda una República, se puede vislumbrar que en un futuro no muy lejano los títulos que necesita para recibirse como potencia llegarán y que por fin Kerimov podrá lograr su cometido: la inclusión de una nueva potencia rusa en un fútbol que reclama su participación en la más alta élite europea.

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