Previamente a la presentación de la reedición del libro “Díganme Ringo” en Rosario, el
periodista Ezequiel Fernández Moores accedió a hablar con CR sobre fútbol y
boxeo.
“El periodismo deportivo es un
gran lugar desde donde contar historias. Es fabuloso, allí está todo: el drama, la alegría, la emoción popular. Existe la épica colectiva y
la individual. El deporte es un magnífico teatro de la vida”, manifiesta
Ezequiel Fernández Moores, una de las grandes referencias en los medios
gráficos de Argentina. Sus columnas de cada miércoles en Canchallena (el
suplemento deportivo de La Nación) ponen en evidencia su capacidad de escritura
e investigación.
Brinda su visión sobre la
opinión publicada y sentencia que “el periodismo en general está en problemas.
Los grandes medios hoy son propiedad de intereses económicos, y lo que nosotros
queremos informar tiene más que ver con la gente”. En base a sus notas, se
refiere a que siempre que se inserta en un terreno previamente desconocido,
intenta desasnarse: “Simplemente se
trata de tener oídos atentos, ojos dispuestos e intentar contarlo bien”.
En cuestiones de actualidad, algunos
de sus últimos artículos han estado dedicados al modelo de negocios existente
en el fútbol. Las cifras estratosféricas que se movilizan y la creciente
inflación del mercado son tópicos a los que también se refirió. “No es el fútbol,
son otros intereses. Dubai compra al Manchester City porque quiere otro tipo de
negocio. Todo lo que son los Emiratos necesitan un vínculo con el mundo mayor,
y saben que el deporte es una vidriera y un trampolín hacia otras cosas. Acá lo
supo Mauricio Macri, cuando fue presidente de Boca, hoy es presidente de
Argentina. Generalmente le exigimos al fútbol que tenga sus cuentas en orden,
que uno más uno siempre sea dos. Pero la gente que se mete en el fútbol no se
mete para que uno más uno sea dos, no le interesa porque después va a ser mucho
más que dos”, señaló.
También, Fernández Moores tocó
la cuestión AFA y sus ambigüedades. Las idas y vueltas generan consensos, disensos
y aún no está claro si habrá elecciones para dirimir un próximo presidente: “Es
mucho mejor la carta de presentación de Marcelo Tinelli de San Lorenzo que de
Showmatch, pese a que es más conocida y a que muchos lo votan por ese poder que
significa el micrófono, de 25 años de ser el rey del rating de la TV argentina.
A mí me produce una distancia muy grande, y creo que al mundo del fútbol en
algún sentido también. Pero lo que hizo en su club no está mal, lo ordenó económicamente,
lo hizo ganar y vinculó al club con su barrio. Eso es un club de fútbol en
nuestro país, cumplió con las tres cosas básicas. Son clubes, no sociedades
anónimas”.
Hoy en día, acaba de reeditar
su libro “Díganme Ringo”, la biografía de Oscar Bonavena publicada por primera
vez en 1992. El boxeador, fanático de Huracán, falleció en 1976 cuando fue
asesinado en un burdel de Estados Unidos, pero aún su memoria se mantiene viva
en la sociedad. “Les tengo mucho respeto a los tipos que ponen el cuerpo y se
expresan a través de él. Es un arte. Los que escribimos usamos más la palabra,
entonces cuando veo que alguien se manifiesta de otro modo le presto atención”.
Al ser consultado por su
decisión de volver a lanzar su obra, el periodista expresó que lo hizo porque se lo pedían mucho. “Ringo está presente aún hoy, en una telenovela hay un
boxeador que se llama Ringo, en ‘Aguante Bonavena’ de Iorio, o el trabajo que
hizo Las Pastillas del Abuelo. Él sigue, Ringo is alive”. Y añadió en torno al
mito: “Se hizo una personalidad no solo arriba sino afuera del ring, era un
bocón pero también guapo, entonces todo funcionó para que lo amaran u odiaran”.
Con respecto a la idea original, sentencia que la investigación realizada para
el libro lo ayudó a abandonar progresivamente su mirada crítica hacia el boxeo.
Luego de la reedición del
libro de uno de los deportistas más destacados de la historia argentina –más que
nada por su verborragia y mediatización-, el autor tiene la idea de lanzar una
obra con la selección de sus mejores notas. “Escribo columnas desde el ’78, le
tengo cariño a muchos artículos que escribí para Página 12, TXT, Tres Puntos,
el diario El País de España o el New York Times. Quiero buscar bien, intento
escapar a la vanidad inevitable que puede tener lo que uno hace en términos
públicos, pero tengo respeto a todos los años en que escribí. Más de lo que he
escrito, de lo que me siento contento es de que puedo mostrar todos mis recibos
de sueldo. Viví solo de hacer periodismo”.
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