La Fiorentina dio vuelta un partido increíble ante la Juventus. Caía por 2-0 pero terminó ganándolo por 4-2 en casa. Borja Velero y Giuseppe Rossi las figuras de los de Montella que jamás se desesperaron. La Juve, a 5 de la Roma.
Era un partido especial. Tanto la Juventus como la Fiorentina se jugaban cosas importantes. Los "Violetas" debían ganar para demostrar que su objetivo es pelear el campeonato y no conformarse con un puesto en las copas. En cambio, los de Turín tenían la posibilidad de quedar como único escolta de la Roma, luego del traspié del Napoli.
Con Arturo Vidal en el banco por llegar un día tarde de la doble jornada de eliminatorias, su lugar en el mediocampo lo ocupó Paul Pogba acompañado por Marchisio. Su ausencia en el equipo titular significó demasiado, la distancia que existió entre defensores y delanteros era desmedida.
En cambio, los de Montella utilizaban todo el ancho del terreno de juego, haciendo participar a sus laterales, jugando de izquierda a derecha y mostrando un juego fluido. Era claro dominador del partido. Sin embargo, pagó caro en el primer tiempo la falta de precisión en el último pase. Ni Pizzaro ni Valero podían romper la barrera defensiva de la Juventus, que casi sin merecerlo se puso arriba en el marcador.
Pelota para Fernando Llorente sobre la derecha, pase a Tevez que se deja caer en el área después de un roce con Gonzalo Rodríguez y el árbitro pitó. El oriundo de Fuerte Apache abrió el marcador desde el punto penal para después mostrar en su camiseta la leyenda de "Villa 31".
Tres minutos más tarde, después de un desconcierto de la defensa de la Fiorentina, el visitante amplió el marcador. Cuando el arquero salía a achicar ante una posible definición, Cuadrado alcanzó a cortar el pase en profundidad pero terminó habilitando, en el punto penal y sin resistencia rival, a Pogba que la empujó a la red sin problemas.
Se terminó el primer tiempo y el resultado era injusto. La Juventus lo ganaba sin ser más. De hecho, Fiorentina era dueña de la pelota y tenía una idea de juego acompañada por buenas acciones de los interpretes. Sólo le faltaba ajustar la precisión en sus creadores. Borja Valero aún no había comenzado su show.
El equipo de Turín salió mejor al complemento. Marchisio apareció y la Juventus jugó los mejores 15 minutos del partido. En cancha se veía un equipo más corto y dominador del juego. Del otro lado, la Fiorentina daba señales de un equipo abatido, que se defendía simplemente por obligación, para no recibir más goles.
En el mejor momento de la Vecchia Signora, Mati Fernández pisó el área en velocidad y encontró lo que buscaba. Se dejó caer sin falta y el árbitro volvió a comprar la simulación de los jugadores. Guiseppe Rossi, desaparecido en acción, fue el encargado de patear y achicar la diferencia en el resultado para soñar con la remontada. Así lo entendió Montella, que apenas convertido el tanto, llamó a Borja Valero para darle algunas indicaciones. De repente, la Fiorentina parecía estar mejor. El efecto inverso lo sufría Juventus: dueño de la pelota, entró en la monotonía de la mitad de la cancha y cedió terreno por olvidarse de atacar. La embestida violeta era evidente, y Tévez y Llorente pasaron a ser los primeros defensores.
El golpe anímico renovaba las esperanzas de un partido que parecía terminado. El panorama había cambiado. Otra vez sufría el que mejor jugaba y ahora cualquier pelota parecía que podía terminar en las redes protegidas por Buffon. En la Juventus reinaba la confusión y el desorden defensivo.
En uno de los tantos avances, Rossi giró sobre la marca de Asamoah y así se perfiló para su pierna zurda con la que puso la pelota lejos del alcance del arquero de la selección italiana. Ahora las cosas estaban empatadas, pero el terreno parecía estar inclinado. Todo pasaba por los pies de Borja Valero que deleitaba a los aficionados con su conducción.
Dos minutos más tarde, el español sería el encargado de transportar la pelota, de manejar los hilos de la Fiorentina para pasar a estar arriba en el marcador. Rossi arrastró las marcas y Valero, dueño del juego, encontró a Joaquín sólo y sin marca dentro del área para que defina sobre la salida de Buffon.
El partido estaba terminado en el juego. Ahora, la Juventus se entregaba ante la remontada de los violetas. Pirlo, Tevez y Llorente sufrían la desconexión con sus mediocampista. Vidal, que ingresó tras el empate, no fue la solución a las falencias en la mitad de la cancha y encima, tendría que lidiar con el desorden defensivo que provoco el tercer gol.
La Juventus intentaba llegar al empate por medio de la pelota parada, pero terminó sufriendo el cuarto gol, antes de encontrarse con el empate. Los de Montella salieron rápido de un tiro libre con una exquisito pase de Borja Valero para que Cuadrado recorra 60 metros con la pelota en su poder. Con tiempo suficiente para elegir cuándo dar el pase, el colombiano entregó a contrapierna de Barzagli y lo dejó en el borde del área a Rossi con el arco de frente. Gran pegada al primer palo y cierre del marcador. La remontada estaba consumada. El Artemio Franchi vivía una tarde épica.
Los nueve minutos siguientes fueron decorosos. Alcanzaron para que Rossi se retire ovacionado y para alguna aproximación más de los violetas. La victoria estaba sentenciada. Fiorentina ganó el partido sin desesperarse. Apostó al juego colectivo y a la posesión de la pelota, para de esta manera lastimar a su rival. No se desesperó y ganó el partido psicológico después del descuento.
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