Los Citizens arrancan un nuevo proyecto de la mano de Manuel Pellegrini. A lo largo de la pretemporada comenzó a vislumbrarse un equipo radicalmente distinto al que plantaba Roberto Mancini. Revolución a la chilena.
Si bien los compromisos de pretemporada, por
un lado, no suelen ser aconsejables a la hora de realizar una evaluación severa
en el rendimiento colectivo de un equipo, por el otro sí permiten avistar un
diagnóstico global sobre su modelo de juego. En el caso del Manchester City de Manuel Pellegrini, ya se
logra apreciar el rasgo esencial que el entrenador chileno
pretende para su novedoso proyecto: vivir a partir de la pelota y no en
función de los espacios. Nada nuevo en su filosofía. O tal vez sí.
Veamos.
El reconocido ejercicio que pregona el Ingeniero de querer
generar con la posesión pareciera ser, nuevamente, la premisa más relevante en
su próxima aventura por la Premier, cuestión que además de situarlo en la
vereda opuesta de su
antecesor, Roberto Mancini, lo trasporta en el
tiempo hacia exitosas experiencias en equipos como el Villarreal y el Málaga,
cuyas características primordiales residían en respirar con el cuero bajo la
suela merced al buen trato del balón.
Dicho esto, el gran reto de Don Manuel en el Etihad Staduim radicará
en sellar su idea a pesar de contar con futbolistas de diferente
corte y evitar que este apartado se convierta en un obstáculo para
competir en las grandes noches de Champions, la deuda pendiente en el
ciclo de Mancini.
Para profundizar en el análisis sobre
el juego del City, resulta indispensable
entender el sentido de la tenencia que intentará plasmar Pellegrini.
No se trata de una posesión interminable como lo fue la del Barça de
Guardiola sino una con matices, que podría encasillarse bajo el
rótulo “dos cortas y
una larga”, una especie de tenencia engañosa que busca
sociedades por el centro pero que además fuerza el descuido del
rival para ser punzante por los costados. Más allá de la comprensible
falta de rodaje para llevarla a cabo a un alto nivel, este atributo apunta
a erigirse en el molde con el que trabajará Pellegrini, quien en su escaso
tiempo al frente de los Citizens ya
cuenta con algunas pistas a las que aferrarse.
En la reciente Audi Cup, la primera media
hora frente al Milán, al margen de la goleada en sí, asoma como el
ejemplo más cercano de lo que buscará el técnico chileno en el funcionamiento.
En un partido en el que pasó mucho en poco tiempo, se vio un equipo
protagonista, netamente ofensivo, con mucha movilidad para rotar, agilidad para
distribuir, bien predispuesto para asociarse, generoso para desdoblarse por las
bandas, con un mediocampista como defensa central (Javi García) y hasta
con presencia en la red de los laterales (Micah Richards y Aleksandar Kolarov). Fue un
recital veraniego con cinco goles en 30 minutos ante un desbordado Milán,
definición que no le resta méritos a la función.
No obstante, al
margen del estilo marca de la
casa visto en los primeros ensayos, existe también un camino
paralelo en el comportamiento del equipo que muestra cierta
bipolaridad basada en dos vías de enfoque: por un lado, un
rostro versátil, exento de complejos para competir de igual a igual
sin disponer de la posesión, reflejado en el reciente choque frente al Bayern,
donde las transiciones defensa-ataque lideradas por Jesús Navas y Samir Nasri, de a ratos
provocaron daños en la estructura muniquesa una vez recuperado el
balón (el gol de Álvaro
Negredo, resuelto en un contragolpe rápido de tres toques
largos, es un claro ejemplo).
Sin embargo, también pudo verse otro rostro, el vulnerable,
de corta duración pero peligrosa aparición. Esta señal de alarma se observó en
la misma tarde de los cinco tantos al Milán (del 5 a 0 al 5 a 3 en cinco minutos) y se
vio repetida en otra ráfaga frente al Bayern (de ir ganando a verse remontado
nuevamente en otros cinco minutos fatales), opacando, de esta forma, los
momentos más lúcidos de la pretemporada (léase los mencionados 30 minutos
contra los italianos y gran parte del partido ante los alemanes) y recordando
noches aciagas para Pellegrini (como la eliminación de su
Málaga en Champions frente al Borussia Dortmund en el último
suspiro).
Si pretende
aspirar a metas ambiciosas, el míster deberá prestarle
especial atención a esta falencia del equipo de verse sometido en zonas
defensivas con cierta facilidad (por ahora tan esporádica como
preocupante). Es por ello que el papel del doble pivote cobrará vital
importancia. Este dúo de equilibristas deberá estar
aceitado para colaborar con la última línea y, a la vez, para
soltar a extremos y puntas (la dupla Yaya Touré-Fernandinho se
perfila como dueña del centro del campo con Javi García como relevo). De esta
manera, jugadores como David
Silva, Navas o Nasri estarán más cerca
de su nivel habitual mientras que los Kun Agüero, Negredo, Edin Dzeko y Stevan Jovetic se verán
más arropados de cara al gol.
Más allá de los prestigiosos nombres que logró reunir, se presenta
saludable destacar las variantes que posee el City en ataque. Contar
con los arriba mencionados multiplica el nivel y las vías por las
cuales llegar al arco rival. Claro que la gestión que lleve a cabo el
técnico será clave para respetar
la idea colectiva sin desnaturalizar el potencial de sus individualidades.
Si bien
Pellegrini cuenta con una plantilla dotada de características variadas,
parece no cesar en su afán de crear bloques con sentido ofensivo y juego
atractivo, donde abunda el toque y la constante movilidad
para generar en bandas innumerables situaciones de dos contra uno. Esta
práctica se presenta, a priori, como el sello distintivo de los equipos del
chileno, con participación premium de los laterales y
simultáneas diagonales de los extremos buscando descubrir espacios que
puedan ser aprovechados sin balón.
Para esta
faceta, el ex entrenador del Villarreal, Real Madrid y Málaga parece
estar bien estructurado: Pablo
Zabaleta (a quien conoce de su paso por San Lorenzo de Almagro)
y Richards por el sector derecho, más Kolarov y Gaël Clichy por el
flanco izquierdo asoman como elementos importantes para formar sendos tándems con
Navas y Silva respectivamente, quienes encajan como socios ideales.
En cuanto al
volante canario, su ubicación sobre la banda quizás le quite cierta libertad a
la hora de la creación dado su perfil natural de mediapunta aunque el
entrenador trasandino seguramente intente soltarlo frecuentemente hacia el
centro (basta recordar los roles de Juan Román Riquelme en el 4-4-2
de aquel Villarreal y de Isco en el 4-2-3-1 de su Málaga,
quienes en esa posición sólo hacían sombra ya
que donde realmente influían era con el arco rival de frente).
Por el modelo
de juego y la filosofía del entrenador. Por los
objetivos del club. Por las virtudes del equipo y los defectos a corregir. Por todo
ello, en definitiva, el recorrido del Manchester City para este curso amenaza
con ser ilusionante. La contrastada capacidad de Pellegrini y la riqueza
técnica del plantel necesitarán interpretar el mismo lenguaje para dar el
anhelado salto de calidad en Europa.
Sin duda que las "dos cortas y una larga" del ofensivo Pellegrini, no son lo mismo que el toque siempre tan paciente y a veces casi interminable del ofensivo-esteticista de Guardiola. Pero, también, que con diferencia de matices y actitudes moderadas o extremas, ambos defienden lo mismo. O sea el fútbol que, aunque no siempre sea el que resulte ganador, es -sin duda- el que más gusta a la afición. Y en especial cuando lo transmite un tal Josep y lo ejecuta un tal Lionel...
ResponderEliminar