Nuestro corresponsal en Córdoba retrocedió en el tiempo y encontró a un crack que seguramente Pelé no debe querer demasiado, porque según dicen tiene más goles que él. ¿Más?, aunque no lo crean es así, pero mejor pasen y lean la historia de Arthur Friedenreich.
Un viejo dicho afirma que en el
fútbol y en la política jamás nos pondremos de acuerdo. Claro ejemplo de la
verdad de aquella afirmación es la eterna discusión en torno al mejor jugador
de todos los tiempos. Más allá de la reciente aparición de Lio Messi, si nos
preguntan a los argentinos, en su gran mayoría, no dudaríamos un segundo en
destacar a D10S como el máximo exponente a la hora de regalarnos magia adentro
de una cancha. Desde Brasil parecen no estar de acuerdo y tienen a su propio
candidato: O Rey Pelé. Su principal argumento es la larga e incomprobable lista
de goles que Edson Arantes Do Nascimento marcó a lo ancho y a lo largo del
planeta. Pero parece que en el país vecino esto de contabilizar goles en cuanto
partido se juegue es una costumbre que se remonta a muchos años antes en el
tiempo.
Allá por 1909 hacía su aparición en el fútbol brasileño un tal Arthur
Friedenreich, apodado luego como “El mulato de ojos verdes”. De raíces
alemanas, debuta casualmente en el equipo paulista de FC Germania (actualmente
Pinheiros). Posteriormente pasó por una infinidad de equipos, todos de su país,
y se consagró goleador nada menos que en diez oportunidades (una de ellas como goleador de la Copa América de 1919
con la selección de su país).
Si de goles hablamos, el Tigre,
como también se apodó al astro paulista, anotó
nada más y nada menos que 1329 en 1239 partidos, superando a “O Rey” por
unos 47 goles. Esta escalofriante marca lo situaría como el máximo goleador de la historia del fútbol
y echaría por tierra el principal argumento del otrora crack (hoy chupamedias
vocero FIFA) Pelé, por lo menos hasta que el resto de los mortales empecemos a
registrar cada uno de los goles que metimos, metemos o meteremos hasta en la
Play Station. Como dato extra, el encargado de contabilizar su estadística
goleadora fue convenientemente su padre. Por supuesto la FIFA no acepta la
validez de las cifras, pero a través de la IFHHS le reconoce 354 goles en 323
partidos, un promedio nada despreciable.
Leonidas Da Silva, Arthur Friedenreich y Pelé |
Volviendo a nuestro personaje, se
dice que fue muy hostigado en la
verdeamarela ya que, por aquél entonces, el fútbol era casi exclusivo para
jugadores blancos, condición que Arthur no cumplía. Se le permitió jugar
por ser mulato y tener ojos verdes, pero debía
alisarse el pelo antes de cada partido para poder entrar a la cancha. No
obstante, el fútbol brasileño le debe su marca ya que se lo reconoce como el
creador del “Jogo Bonito”, sello actual de la selección más ganadora del
planeta. Al respecto, Eduardo Galeano graficó: “Este mulato de ojos verdes fundó
el modo brasilero de jugar. Él rompió los manuales ingleses: él o el diablo que
se le metía por la planta del pie. Así nació un estilo, abierto a la fantasía,
que prefiere el placer al resultado. Desde Friedenreich en adelante, el fútbol
de Brasil que es de veras brasileño no tiene ángulos rectos, como tampoco los
tienen las montañas de Río de Janeiro ni los edificios de Oscar Niemeyer”.
Nuestro crack con la casaca del Sao Paulo |
Si bien nunca llegó a jugar un
mundial, “El mulato de ojos verdes” dejó su marca en el fútbol internacional y se le atribuye la autoría del famoso “chanfle”
que hoy vemos cada vez menos en nuestro fútbol pero que es de moneda común en
el resto del planeta. Además, se dice que la selección brasileña jugó su primer
partido internacional en 1914 contra Exeter City FC. El mismo terminó 2 a 0 a
favor de los sudamericanos y Arthur formó parte del equipo.
Este crack, además del fútbol, tenía
un gran interés por la política y llegó
a aportar fondos para la Revolución Constitucionalista de Brasil en 1932. Otra
muestra de su compromiso social es que, según se indica, jamás cobró un centavo
como consecuencia de su actividad futbolística.
Al momento de su fallecimiento,
en 1969, se cree que padecía de Alzheimer y había olvidado su nombre y casi
toda su carrera futbolística. Desde CR no sólo no lo olvidamos sino que se los
damos a conocer.
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