El domingo que consagró al sinsentido

El Manchester City se proclamó campeón de Inglaterra haciendo del "doping financiero" una política de estado. Clubes como el Arsenal ya no pueden competir de igual a igual. La situación se extiende en Europa y las entidades ordenadas como el Villarreal terminan pagándolo con el descenso. ¿Es sostenible esto en el largo plazo?

Como todos los finales de campeonato, el último domingo terminaron algunos más felices que otros y es lógico. Sin embargo, yendo más allá de los resultados duros pareciera que este fin de semana se consagro al sinsentido, al despilfarro, a la mala administración, o lo que Arsene Wenger llamó en algún momento "doping financiero".

Estas líneas no pretenden ser un juicio de valor sobre si tal equipo (entendiéndolo en un plano puramente futbolístico) mereció más que otro, sino simplemente echar luz sobre algunas contradicciones muy marcadas que hoy por hoy son tendencia en el fútbol europeo.

Por un lado, las portadas de muchos medios alrededor del mundo (incluso del único diario deportivo argentino) tuvieron al título del Manchester City con el Kun Agüero como la cara visible, debido al agónico gol que le dio el torneo a los Ciudadanos. Muy pocos fueron un poco más allá para darle otro significado a ese logro: la convalidación de una manera de entender la competencia absolutamente dispar.

El Kun, una de las últimas adquisiciones del City

Es que si vemos este listado (al cual le falta la compra de Samir Nasri al Arsenal en 28 millones de euros) comienza a entenderse la fastuosa inversión que realizó Sulaiman Al-Fahim, cara visible del Abu Dhabi United Group For Devolpment and Investment. La competencia es absolutamente desleal; en la temporada 2010/2011 los números le dieron pérdidas al City por casi 300 millones de dólares. Por supuesto los pozos petroleros de los Emiratos siguieron bombeando futbolistas y así esta campaña se sumaron Agüero, Nasri, Clichy y Savic.

De la misma manera había financiado Roman Abramovich al Chelsea en su aparición, y son múltiples los casos de magnates provenientes de las ex repúblicas soviéticas que se ponen al frente de clubes de fútbol en diferentes partes de Europa. Sin embargo, en los últimos cinco años los capitales árabes también se sumaron. 

¿Es posible entender esto como una competencia de iguales? Desde luego que no si se hace foco desde un comienzo de la magnitud de clubes; yendo a la Premier, jamás el Manchester United competirá de igual a igual con el Wigan, por ejemplo, por cuestiones de popularidad, históricas y de recursos adquiridos a lo largo de años (sin ir al caso puntual de los hermanos Glazer en los Diablos Rojos). Sin embargo, hoy en día a equipos como el Arsenal, donde Wenger explicó más de una vez que no piensa comprometer la economía del club para ganar un título más, se les hace imposible pelear mano a mano con los equipos de Lave-rap Ciy o Chelsea.

Ruud se retiró en el "miny City"

Pero no se termina esto en el triunfo del equipo del impresentable Roberto Mancini, y no haremos alusión a los puntos oscuros que dejó el cierre del encuentro en Etihad Stadium. No. El mismo día en que los petrodólares sacaban campeón al históricamente más sufrido de Manchester, en España se clasificaba el miny City a Champions (el Málaga) y descendía el Villarreal, un club que siempre se manejó de manera prudente en el plano económico. 

Tampoco analizaremos las denuncias de sospechas, ni los pedidos de un equipo al otro, ni el milagro del Zaragoza. Lo que hay que pensar es con qué armas puede plantarse un equipo que para equilibrar sus cuentas (y jugando Champions) debe desprenderse de un campeón del mundo (Joan Capdevilla) y su estrella (Santi Cazorla, rumbo al Málaga) para mantener equilibradas las cuentas mientras que otros equipos están en concurso de acreedores (Zaragoza), pero siguen comprando. 

El problema, es que la Liga Española es una gran burbuja a punto de estallar. Los clubes le deben al estado español una cifra que supera los 700 millones de euros, y aunque suene ridículo la deuda no exigible del Real Madrid y el Barcelona es altísima, pese a que obtienen una diferencia sideral en los derechos de televisión. Un poco de eso hablaba el dueño del Villarreal hoy en una serie de expresiones que deberían de tomarse como un llamado para repensar el fútbol ibérico. 

Villarreal perdió la categoría a pesar de sus buenos manejos

Es que el único equipo que en los últimos años rompió la hegemonía Barça-Madrid (logró salir en segundo lugar, hoy una quimera) se fue al descenso. Mientras tanto Zaragoza, Mallorca, Rayo Vallecano o el mismo Málaga, cuyos balances son más que dudosos seguirán una campaña más en Primera. ¿Es justo?

La salida a esta encrucijada parece difícil. Es que más allá de los intereses de la UEFA en lograr campeonatos más competitivos (las diferencias se notan y mucho en los torneos continentales) el organismo puede llegar a cruzarse con los intereses de los grandes clubes que en más de una oportunidad amenazaron con armar un gran campeonato por su cuenta. 

Por todo eso, posar los ojos sobre la Bundesliga parece un soplo de aire fresco. En el campeonato alemán los derechos de televisión se reparten de la manera más equitativa que existe en Europa, pero los mismos deben luego reinvertirse no solo en el fútbol profesional, sino también en el amateur (allí se empieza a explciar el surgimiento de tantas figuras). Los estadios siempre están repletos -Alemania es el motor económico del continente- y el promedio de gol de la Bundesliga es altísimo.

Sin embargo, no parece ser esa la tónica continental. Si vamos a Francia, este domingo peleará por el título de la Ligue 1 el PSG que realizó compras escandalosas con el aporte de capitales provenientes de Catar. Por suerte, aún se juega once contra once y el Montpellier está en condiciones de negarle el título al conjunto dirigido por Carlo Ancelotti.