El Bayern Münich estuvo dos veces en desventaja frente al Fortuna Düsseldorf, pero nunca cambió su estilo y salió a buscar la victoria con el buen juego con estandarte. Ribery hizo estragos y los bávaros siguen en lo más alto de la Bundesliga..
Cualquiera que mire un poco de fútbol, un poco nomás, y se
hubiera sentado a ver Bayern Munich contra el Fortuna Düsseldorf habría tirado
de movida que el partido terminaba con goleada de los locales. Obvio en el
medio también hubiera dicho que había tacos, chiches, bicicletas y golazos.
Estos pensamientos no son ninguna locura, porque en la previa los visitantes
eran menos y con el correr de los minutos esto se terminó de confirmar aunque
el resultado no terminó como todos pensaban o pensábamos y esto es gracias a
que el fútbol aún mantiene esa magia que es imposible de igualar.
Sin ánimo a equivocarme, antes de que arranque el encuentro
los jugadores del Fortuna ya se sentían menos que sus rivales. Más débiles, sin
tantos recursos, sin ese plus que tiene los grandes conjuntos. Es una lástima
que tantos hombres tengan esta mentalidad pero esa así, no hay que negarlo.
Esas debilidades se vieron plasmadas de movida en el cotejo, ya que literalmente el
Bayern le cascoteó el rancho a los de Düsseldorf.
Los comandados por Josef Heynckes son un gran equipo y esto
queda evidenciado al ver el andar de su juego. Los laterales pasan
constantemente al ataque y regresan en velocidad sin dejar huecos. Sus
mediocampistas son completos por donde se los mire, tocan y buscan, abren el juego
y despliegan su potencia en cada movimiento. Arriba, por general, hay un rapidito (Thomas Müller hoy) y un tosco (Mandžukić), entre
comillas, para embocarla. En líneas generales
tiene un poco de todo y se nota que le gusta el buen juego.
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El dilema para los bávaros, en esta ocasión, fue que no
supieron como desnivelar totalmente a sus contrincantes y de yapa a los 16 de
la primera parte se vieron en desventaja, porque Mathis Bolly les clavó un
tanto medio de carambola pero tanto al fin. De ahí en adelante, el monologo del
Münich fue cada vez más grande. Llegadas por todos lados, por todos eh. Ribery,
un tipo que juega y hace jugar, se hizo un festín por la izquierda. El francés fue
una maquina incasable de generar problemas.
El Bayern tuvo que esperar 30 minutos para despejar sus
dudas y se despertó de la mano Müller, un mediapunta que tiene mucho más gol que
algunos delanteros que se hacen los goleadores. Así se fueron a los vestuarios
con un empate parcial que le daba ilusiones de victoria a los locales. La
cuestión fue que al salir al verde césped, frase hacha y bonita, el guion
volvió a repetirse, como esas películas malas que imitan a alguna que estuvo
buena.
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Boateng y los tres puntos quedan en casa.. |
Otra vez el Fortuna tuvo fortuna (?) y se puso arriba sin
merecerlo (gol de Andreas Lambertz). El encuentro se puso cuesta arriba
nuevamente para los bávaros y eso que nada había cambiado, es decir nunca
dejaron de atacar y de ir al frente. Hasta se puede decir que jugaban en el
área de sus rivales y se dieron el lujo de que Neuer, su arquero señores, jugara de libero un
rato. Los malos presagios ya determinaban una derrota o un empate, pero, como
ya dijimos mil veces, el fóbal tiene es no sé qué que hace que ningún doparti esté
cerrado hasta el final.
El primero que le devolvió el alma la cuerpo a los de Heynckes
fue Ribery. No vamos a seguir hablando de carita cortada (?), nosotros lo
decimos en español, porque este muchacho ya no tiene demasiados adjetivos. Le
sobra talento eso nadie lo puede negar. Más tarde, Boateng agarró la bandera y
se mandó a buscar un centro al área chica, después de un córner, y ganó en
lo algo como los que saben. Gol y a cobrar. Gol y a festejar. Por primera vez
en el partido, los de Münich estaban arriba en el marcador y esto no cambiaría.
Fue triunfo para ellos y por si no lo saben son punteros en soledad en la
Bundesliga..
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