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La apuesta de Pellegrino

Mauricio Pellegrino parece haberse decantado desde la pretemporada por la titularidad de Rodríguez en Independiente, una decisión cuestionada para muchos, pero de la que el técnico parece convencido.




Con su porte frío que muchas veces se camufla como inmune ante el canibalismo resultadista que emana fútbol argentino, Pellegrino estudia la pretemporada de Independiente con una certeza en su mente. Ha realizado una apuesta importante cuya influencia hoy observamos en el mercado de pases, pero la veremos mayormente reflejada cuando inicie el torneo local: Mantener en el arco titular al cuestionado Diego el Ruso Rodríguez.

Como en el campo de la política, tanto la acción como la inacción representan una respuesta. Hacer algo o no hacer nada ante un conflicto implican una contestación en ambas formas. El ex entrenador de Estudiantes se orienta mayormente hacia el no-accionar ante las polémicas respecto a nivel del guardavalla, pero toma como recaudo el hecho de contratar un suplente de nivel (hasta ahora todo indica que será el uruguayo Martín Campaña) que reste una hipotética tranquilidad en la cual Rodríguez pueda sumergirse causa de la banca de su director técnico.

Las críticas a Diego Rodríguez tienen diferentes facetas, pero de alguna manera tienen su punto de encuentro en que no tiene el porte, nivel y desempeño suficiente para atajar en un equipo de los denominados grandes. Por un lado, el más importante, cierta vulnerabilidad que transmite el guardavalla. El reproche más reciente pasa por el descuido del primer palo en el gol del Independiente Santa Fe que le significó a su equipo una derrota de local y el primer paso hacia una nefasta eliminación de la Copa Sudamericana. A eso hay que sumar que el arquero no logró convertir un tiro penal en el mismo cotejo, causa de las manos de Robinson Zapata ante un débil remate a su izquierda. Pero independientemente de jugadas puntuales, la crítica que más eclipsa a los fanáticos de el Rojo es lo inmune que resulta el rubio meta ante centros ofensivos a su área, sumado a diversos descuidos que contribuyen a alimentar el colectivo reprobatorio que deambula por las plateas y populares del Libertadores de América.

Luego tenemos el contraste que podríamos excusarlo como inevitable. Los arqueros de los restantes equipos “grandes”: Marcelo Barovero, Agustín Orión, Sebastián Saja y Sebastián Torrico. Hay una eficiencia que desnuda un déficit en la campaña de Rodríguez, dejando la comparación un marco desfavorable para el guardavalla. Existe una referencia a la seguridad que los cuatro futbolistas anteriormente nombrados han logrado alcanzar, sumado al mérito legendario de haber logrado al menos un título bajo el escudo de que defienden. Cada uno del cuarteto mencionado es ídolo en el club que representa. Mientras que la relación entre Rodríguez y la hinchada de Independiente se encuentra en una eterna turbulencia.

Algunos pocos defensores del arquero alegan que él posee una personalidad que no hay que minimizar. Se requiere ciertos nervios de acero para mantenerse inmune a juicios e insultos que tus propios hinchas transmiten cada vez de forma más voluminosa ante la escasez de una definitiva actuación consagratoria que aleje lo descrito. Lo cierto es que eso no alcanza. Incluso cuando lo escrito incluye un buen juego con los pies que Rodríguez posee, lo elemental comienza a ser cada vez más desdibujado y se desnudan ciertas fugas de egocentrismo.

Por las venas tácticas del Independiente versión 2016 que Pellegrino cranéa corre este hecho. El apoyo que el entrenador ha brindado a Rodríguez se traduce en el hecho de minimizar cualquier arquero de peso (o, mejor dicho, con ansias de titularidad) que pudiese arribar a Independiente. Se habló de Fernando Monetti, Marcos Díaz y Adrián Gabbarini. Nombres en el viento, nada más. Es cierto, el uruguayo Campaña está cerca y no vino simplemente a observar del banco de suplentes a sus nuevos compañeros de equipo. Pero su adquisición responde más bien a la partida de Germán Montoya a Atlético Rafaela, debido a los escasos minutos que acumuló en la última temporada. 

Puede que el nuevo refuerzo pise simbólicamente los talones de el Ruso y esté perciba una motivación extra. No lo sabemos. La realidad es que la elección de Pellegrino fue clara, y hoy camina hacia su primer torneo nacional disputado desde el inicio comandando a Independiente. Lo hace aun cuando los cuestionamientos hacia su decisión retumban en su espalda. La suerte en torno a un Independiente sediento de títulos tendrá mucho crédito, de forma positiva o negativa, proveniente de la resolución que MP ha tomado. Será, entonces, un visionario o un equivocado. Hoy es nada más (y nada menos) un hombre seguro de su determinación.




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