Una pelota
parada actúa como punto de inflexión en el juego. La combinación veloz deriva
en la expulsión de Torosidis, cuando Vidal atacaba el vacío a sus espaldas.
Tevez ejecutó de forma prodigiosa el tiro libre, sin dejar posibilidades a De
Sanctis. Dos acciones que marcaron otra dirección a la Roma y que cambiaron el
desarrollo de un partido establecido por los automatismos defensivos de
Juventus y el plan insulso con balón del conjunto capitalino.
Allegri
salió al Olímpico con un renovado 3-5-2, retornando a las bases. Si bien las
formas colectivas no variaron según el esquema desde el arribo del entrenador,
esta vez estuvo asentado por la búsqueda contraria. Sin Pogba ni Pirlo en el
once inicial y con Marchisio y Pereyra ocupando sus posiciones, Juventus
manifestó en una nueva ocasión que su solidez defensiva es otro de sus grandes
argumentos en Serie A.
Ordenado
detrás de la línea del balón, hubo tramos del juego en los cuales todo el
equipo se ubicó en campo propio. La escuadra turinesa cedió el balón a su
adversario, pero acabó quitándole todo tipo de creatividad al cerrar los
caminos. Las ayudas de los interiores a los laterales eran claves para poseer
superioridad numérica cerca del balón y no permitir que Roma tenga fluidez con
la posesión. Las asociaciones entre lateral, interior y extremo del local eran
rápidamente desarticuladas ante la basculación visitante. Por si fuera poco,
volcar el juego a las bandas era el único camino posible, al encontrar
obstruidos los carriles por dentro.
Una vez que
se hacían el balón, los de Allegri utilizaban la siempre productiva movilidad
de sus atacantes para lanzarse en transiciones rápidas. De todos modos, fueron
pocas las oportunidades en que Juve se desplegó con peligro en la primera
parte. Tevez recibía libre en la mitad del terreno, atraía marcas y orientaba
los ataques. El espacio que dejaba era atacado por los volantes internos. El
camino del partido era evidente; la visita hizo que la tenencia del local sea
previsible, aunque no encontró las mejores armas para dejar en ventaja a
Morata.
Solo en
contadas situaciones pudo Holebas centrar, pero nadie fue capaz de cargar el
área. Bonucci apareció en una ocasión para cortar prolíficamente tras una
ruptura de Gervinho. Evra y Lichtsteiner controlaban a los laterales y ambos
extremos del dueño de casa no podían imponerse ante Cáceres y Chiellini.
Además, Totti, alineado como falso 9, debía retroceder demasiado para subir el
balón.
Pero la
acción que fue consecuente con el desarrollo fue aquel saque de falta que el
argentino transformó de manera excepcional desde la frontal del área. Con un
jugador menos en la cancha, Rudi García volvió a leer correctamente el trayecto
del encuentro para ir en busca de la igualdad. Luego del gol, Florenzi ingresó
para ocupar el lateral que había quedado descubierto. Más tarde, Iturbe
permitió correr en terreno contrario y Nainggolan aportó mayor agilidad por
dentro. Totti y De Rossi acabaron observando el juego desde el banco, aunque el
extremo fue un revulsivo que desequilibró constantemente.
El líder de
la Serie A había adelantado sus líneas, presionaba alto al comenzar el
complemento y hallaba en Vidal a su mejor hombre para ser vertical post recuperación.
Tras el gol, las modificaciones del entrenador francés hicieron que los Bianconeros decidiesen replegar
nuevamente. Fue Iturbe quién ocasionó una falta en las afueras del área que
derivó en el empate, tras el cabezazo de Keita y el desvío en Marchisio.
Los cambios
dieron mayor dinámica a la Roma. Comenzaba a costarle cada vez más el ataque
posicional y no veía cómo abrir espacios en el planteo rival. Más allá de que
no creó muchas situaciones cercanas a Buffon, dominó el tramo final y recuperó
con cierta velocidad el balón. Juventus, ya con Coman en cancha, dispuso de la
última oportunidad en un contraataque, pero no decidieron de forma adecuada en
el espacio junto a Tevez.
La paridad
acaba arrojando las mismas sensaciones que brinda el presente curso. Juve es capaz
de minimizar el juego rival y la seguridad defensiva es uno más de sus factores
vitales. A los dirigidos por García se les hizo imposible romper en su dominio.
La distancia que los separa en la tabla de posiciones, después de jugarse los partidos
entre ambos en la temporada, continua siendo sideral.
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