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Raja Casablanca y la ilusión de todo un país

Marruecos vivirá una jornada de fiesta; el campeón local se juega hoy el título del Mundo ante el poderosísimo Bayern Munich de Guardiola. Estos jugadores ya hicieron historia y van por un triunfo epico.



Día histórico para Marruecos; su fútbol vuelve a estar en la cima tras años donde ha pasado de estar en el puesto 33 en el Ranking Fifa a estar en el puesto 73 con selecciones como Sierra Leona o Bulgaria.

Hay que destacar que el fútbol marroquí no vive un acontecimiento internacional que ilusionará al su pueblo desde aquel Mundial de Francia de 1998 donde los leones del atlas hicieron un buen campeonato empatando con Noruega, ganando a Escocia y perdiendo con la finalista Brasil. Se quedaron a las puertas de octavos tras un fallo del árbitro en el Noruega-Brasil que hizo que los marroquíes se quedaran fuera.

Yo me acuerdo de ese día porque vivía en la ciudad de Tánger, los cafés estaban llenos todo el mundo gritando, estábamos ganando a Escocia por 3-0 con dos goles del mítico Bassir (que militó en el Deportivo de la Coruña) y en el último minuto nos enteramos que Noruega nos había dejado fuera por un penalti inexistente.

Tras esto el fútbol marroquí no volvió a vivir algo a nivel internacional pero sí que en 2004 la selección dirigida por el mítico Baddou Zaaki se metía en la final de la Copa de África ganando a la Mali de Kanoute y Keita por 5-0 en las semifinales. Aun así los marroquíes cayeron por dos goles a uno frente a los anfitriones, Túnez.

Volviendo al Mundial de Clubes celebrado este año en Marruecos nadie se esperaba que el Raja de Casablanca llegara a la final y menos ganando a equipos que juegan ligas fuertes como el Monterrey y el Atlético Mineiro. Y más por la situación que estaba pasando el equipo; cambio de entrenador, mal juego en la “Botola” (Liga marroquí) y donde sus estrellas como Iajour no estaban en su mejor forma.

Hay que recordar que este equipo hace año y medio cayó contra el Barcelona por una goleada y nadie podía imaginar la hazaña que están haciendo este año. Tan grande es la magia del fútbol que ya da igual si eres aficionado del Itihad de Tánger, del Wydad de Casablanca (eterno rival), del FAR, del Magreb Tetuaní porque lo que quieres es que el Raja de Casablanca haga historia y porqué no, se haga con el título.

Tan bonito es el deporte que todos los cafés estaban llenos el miércoles para ver un hipotético pase a la final frente a un equipo que ha ganado la Libertadores. Es verdad que los marroquíes solo conocerían de sus rivales a Ronaldinho por su paso por el Barça (equipo que tiene miles de seguidores en el país junto al Real Madrid, Atlético de Madrid y alguno que otro del Betis).

Fue un partido que ya ha quedado impregnado en la memoria del aficionado local, un aficionado al que le gusta el fútbol pero al que su país últimamente le estaba decepcionando. Un partido en el que nadie se esperaba el dominio del Raja (sobre todo la segunda parte) y en el que el equipo brasileño apenas dispusiera de ocasiones.

Hablando de fútbol el Rajae salió con un 4-2-3-1 con Iajour como punta y jugadores con talento por la banda como son Metouali y Hafidi. Jugaron ordenados, apenas cometieron errores y sacaron muy bien el balón desde atrás intentando siempre no rifar el balón para no perder la oportunidad de contra.

Si hay que destacar un nombre en el partido es a Metouali, jugador técnico y que dejo su muestra de clase en el partido. Siempre buscaba lo mejor para el equipo e hizo pases cortos y largos que crearon un gran peligro a la defensa tan pobre del Mineiro.

Yo también destacaría la presión arriba de Iajour y que estuvo todo el tiempo buscando el fallo de los defensores para él aprovecharse de alguna oportunidad.

Siempre es injusto destacar a jugadores y más en este equipo humilde ya que lo que les ha hecho llegar a la final es el bloque sólido que ha construido el entrenador tunecino Faouzi Benzarti en tan solo diez días.

Tal vez a nivel económico el Bayern esté por encima del Rajae , tal vez al final pierdan por un resultado abultado pero lo que ha conseguido el combinado marroquí pasará a la historia.

Por Moad Saouri

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